Parte 12 (+18)

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   Wataru tocó el timbre una y otra vez, y escuchó una respuesta fastidiada desde el otro lado de la puerta. —¡Ya voy!

—Lo siento por venir tan temprano, Kazuki. ¿Abrirías la puerta, por favor?

—¿Wataru? ¿Pasa algo?

La voz de Yuichi de pronto se puso alerta mientras apresuradamente abría la puerta delantera, su preocupación lo despertó de golpe. La vista de Yuichi Kazuki usando pijamas era verdaderamente algo precioso que sólo Wataru podía presenciar.

—Me sorprendiste, —dijo Yuichi. —¿Tienes tiempo para salir a dar una caminata por la mañana? ¿O estás de camino a casa después de una noche de fiesta?

—Eso no es muy probable, ¿no? He estado estudiando toda la noche como se suponía que hiciera. Pero necesitaba ver tu rostro y decirte algo. No podía esperar hasta esta tarde, así que vine ahora.

—¿Necesitabas verme? Y... ¿decirme algo?

—Bueno, déjame entrar primero. Me estoy congelando de esperar afuera.

Wataru rió, sus mejillas y la punta de su nariz estaban rojas, y el sonido sacó a Yuichi de su confusión para hacerlo sonreír también. Le indicó con la mano a Wataru que entrara y tan pronto como éste puso un pie dentro, de repente Yuichi agarró sus brazos.

—Oye, ¿qu-qué estás...? —lo miró Wataru con sorpresa, y Yuichi lo empujó más de cerca y lo abrazó con fuerza. Mientras la puerta se cerraba lentamente tras él. Yuichi gruñó, —En serio estás congelado. —Su voz burlona era estaba relajada, y Wataru suspiró contra su pecho. Cada vez que escuchaba el latido del corazón de Yuichi, sentía que su temperatura subía.

—Lamento salir de la nada sin siquiera llamar. Me sentía muy apurado...

—No me importa, pero debe ser algo malo. ¿Mi hermano hizo...?

—No es eso. Y tampoco es nada malo.

Después de que Yuichi lo hubiera calentado un poco, Wataru se quitó las zapatillas enseguida y entró al apartamento. Habían pasado diez días desde que estuvo ahí, pero estaba tan limpio como siempre; una gran diferencia de su propia habitación que tenía ropa, revistas y botellas vacías esparcidas por todas partes.

Wataru pudo imaginar lo que se dirían una vez que empezaran a vivir juntos. Yuichi probablemente lo regañaría cada día para que no tirara su ropa por todos lados. Si todo iba bien, él tenía la mejor primavera de su vida delante de él.

No debería haberlo despertado.

Yuichi probablemente había saltado fuera de la cama para llegar a la puerta principal. Wataru vio que sus cobijas estaban desarregladas por haber dormido en ellas y sintió una sobrecogedora ola de afecto. Ellos habían dormido muchas veces ahí, pero en definitiva, el humor e incluso la temperatura eran completamente diferentes cuando estaban juntos y cuando Yuichi estaba solo.

Es cierto... Wataru saboreó intensamente el sentimiento.

Era bendecido por haber experimentado esa diferencia con su cuerpo.

—¿Quieres un poco de café? Si tienes frío, puedo encender el calefactor...

—Kazuki, tengo un favor que pedirte. Quiero que vayas a Nueva York y veas a Mizuho.

Si titubeaba incluso una vez, Wataru pensaba que no sería capaz de decirlo, por lo que lo dijo de corrido sin siquiera hacer una pausa para respirar. Como había esperado, Yuichi lo miró con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

—¿Por qué estás mirándome así? No tengo un motivo oculto.

—Es sólo que...tú...

—Asaka me llamó ayer. Me hizo darme cuenta de lo patético que soy. Después, pasé toda la noche pensando en lo que quería decirte. Esto vino a mí como la respuesta.

Only the ring finger knows Novela 4 'El anillo confesará su amor'Where stories live. Discover now