//MALDITA MONOTONÍA//

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Busco su mirada desesperadamente, a cada instante. Tengo que encontrar algún indicio de atracción en sus ojos, para atreverme a rozar, besar, acariciar su cuerpo.

Estamos los dos solos, frente a frente, en una estancia oscura, triste, vacía; observando cómo el viento mueve las hojas de los árboles, como siempre, a través de la ventana. Deberíamos tener claro que los dos sentimos lo mismo, después de tantos años viviendo juntos, aunque sin compartir cama. Sin embargo, nunca hay palabras, y las miradas se pierden en horizontes que no se sabe dónde acaban. ¿Por qué nos
conformamos con que transcurran las horas sin que pase nada? Aquí un
día es igual de gris que el anterior, e igual de oscuro que el siguiente.

Cierro los ojos.
La habitación se ha tornado de unos colores vivos: azul cielo, verde lima, rojo fuego. Parece que hubiera entrado el arco iris por la ventana.
Huele a hierba recién cortada, a lluvia de verano.
Animado por el nuevo tinte que adquieren las cosas, vuelvo a buscar
tus ojos. ¡Por fin me miras! Tanto tiempo esperando una respuesta a esa
pregunta que nunca te he hecho, Pero tus pupilas me han contestado y gritó en mi interior..¡al fin lo entiendo!....
No puedo controlar la ansiedad que siento ante este primer contacto.

No voy a malgastar estos momentos en cortejos previos, ni en romanticismos absurdos. Voy a ir directo al grano.
Me acerco a ti muy despacio, disfrutando de cada segundo. Noto
cómo se te eriza la piel al contacto con la mía. Es tan suave, y a la vez electrizante, que al pasar mis yemas por tus pezones siento un intenso cosquilleo que llega hasta mi miembro. Tu olor me estremece. Detecto un dulce aroma cítrico que me embriaga, haciendo que mi lengua se pasee por los recovecos más insólitos, degustándote. Nunca en tantos años te he tenido tan cerca, y ahora que por fin puedo acariciarte, voy a dejar que mi cuerpo te posea.

Entre jadeos y embestidas, con nuestros cuerpos empapados en saliva y sudor, intuyo que pronuncias mi nombre " jungkook "...como un suspiro breve apenas perceptible. Nunca antes había escuchado tu voz. ¿Me lo habré imaginado? ¿Por qué no me lo vuelves a decir?
Llámame ahora, que estamos los dos tendidos después de habernos
entregado el uno al otro sin medida, y haber recorrido cada rincón de tu ser, saboreándote inspirando cada fragancia que emana de ti. Quiero que me sigas mirando, Quiero que me hables. ¿Por qué ya no me hablas? Necesito volver a escuchar tu voz templada. Pero tu susurro se desvanece, muta en silencio... ¿Qué te está pasando? No logro entenderlo. Siento un sudor frío que recorre todo mi cuerpo...

Y abro los ojos.
Oscuridad, vacío, hielo. Ya no hay palabras, Ya no hay miradas. Otro
día igual de mustio que el anterior e igual de apagado que el siguiente.

Monotonía.

Dos personas uniformadas se acercan a mí. La hora de la siesta ya ha pasado.
Me torturan con una colonia barata, que por lo menos huele a limón.
Con suma delicadeza, me levantan de la cama y me sientan en la silla de ruedas. Poco después, me llevan al comedor. Hoy hay yogurt para merendar. Se me acerca otra persona con un babero en la mano y me lo pone para que no me manche. Mientras como lento una cucharada tras otra, reparo en una silueta familiar... Y allí vuelvo a ver sus ojos, que observan cómo una mano, que conoce de sobra, limpia su boca con cuidado. Los dos otra vez en la misma mesa, en el mismo rincón. Rutina.

Mañana a la misma hora, volveré a buscar tu mirada para devorarte justificándote en mis sueños aunque sea solo un poco, pero hoy, este lugar de veteranos no me parece absurdo, contigo todo es especial.

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