// AMOR O PLACER //

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¿Cien?....
No..
Quizás más.......

La humedad de su entrada y el chapoteo de ese miembro duro y prometedor, mantenían su garganta tensa.

¿Cuando dejó de ser prohibido?

Fué hace mucho tiempo, cuando llegó a la edad en la que las madres gustosas celebran a sus hijas, pero, ¿y los hijos?

Park jimin tuvo una celebración poco común, una que disfruta hasta el día de hoy.

Entre embestidas, nalgadas, apretones y dedos, se retuerce al sentir de su interior expulsando semen, aunque, no se sabe si es más de aquel o de él, pero que importa si puede recibir una tercera ronda, incapaz de rechazar.

Bibraciones, bibra él y bibra la respiración de ambos, no hay porqué apagar la luz o cubrirse con sábanas, teniendo una clara imagen de un cuerpo tendido boca a bajo con las nalgas abiertas y con su rosada entrada invadida. Entra y sale tibio y resbaladizo, apunta y consigue entrar de un solo golpe cuando en un quejido escucha en susurró su nombre...
~jung....~kook.....

Fué el momento exacto del clímax, en que expulsó un último bombardeo y sonrieron. Quieren amanecer juntos, sueñan con poder hacerlo pero la noche es demasiada corta para ellos, y la esposa de aquel y la hermana de este, siempre despierta justo a tiempo para preparar el desayuno.

Hace tres meses que viven bajo el mismo techo, pero mañana, park jimin se mudará a su propio departamento en aquel mismo edificio. Sólo dos pisos hacía arriba tendrán entre ellos, pero uno de los dos será quien tenga que escapar a mitad de la noche y este será jeon jungkook.

No tocó la puerta, su cuñado le dió en secreto la contraseña del departamento para que lo sorprendiera con caricias y besos miéntras duerme.
No había necesidad de ahogar los gemidos, libres de gozar y follar y amar, solo cuatro paredes los acompañan y guardan el secreto.

No está bien lo que hacen, que el uno penetre al otro, o que el otro con su boca lo masturbe, nada de eso está bien, que jungkook se sumerja en jimin y lo disfrute más que cuando lo hace con su esposa, está mal, pero, la pasión y el placer que sienten en ambos no lo encuentran en nadie más, esas embestidas, esos golpes en el interior son dignas de dos almas fornicarias, desleales, traicioneros.

El tiempo ha pasado y nada había cambiado hasta aquel día, en el que jimin optó por contraer matrimonio con un tipo mucho mayor.
Su hermana lo felicitó, sus padres no, y jungkook, él se embriago durante cinco días seguidos.

Se casó jimin con el sujeto lejos de Seúl, lejos de Corea, lejos de jungkook su amante, y fué suelto y entregado la noche bodas. No pensó en su cuñado ni esa ni la segunda y la tercera noche, más después de la sexta, se arrepintió en gran manera haberse casado con alguien a quien sin duda nunca amará.

Esos besos no eran como los de jungkook, esa voz no tenía aquel color y no era pervertido, esas manos no se escurrian entre sus piernas ni dentro de él, ese cuerpo no tenía el aroma a sexo prohibido, y ese miembro no sabía igual, no era del mismo tamaño o del mismo grosor e incluso sus bibraciones no tenían sincronización, esa manía de levantarse y llevarle el desayuno a la cama le parecía estúpido, el mimarlo y cuidarlo de todo lo estaba estrasando.
el sujeto no se daba cuenta, no se percataba de que su esposo se casó con él por conveniencia, y de tanto amor y tanto sexo, murió a los seis años de vivír con Park jimin, el chico que nunca lo amó.

Ahora tenía treinta años, jimin estaba más perfecto que nunca, más experimentado y más ardiente.
No tuvo tiempo para lutos o lágrimas, él solo quería ver al esposo de su hermana, y al tercer día de haber sepultado a su viejo compañero, ya estaba a la puerta de la nueva casa de su cuñado.
Llamó a la puerta, y a su llamado salió jungkook con su bebé de seis meses en brazos, estaba solo en casa, su esposa había salido a comer con unas amigas. Jimin no sé sorprendió, tampoco jungkook lo hizo, sólo llevo a la bebé a la cuna y levantando a jimin de las nalgas, lo besó hasta llegar a la cama que compartían jungkook y la hermana de jimin.

Ambos fueron incanzables, todos llenos de ellos, sentían como sus penes palpitaba exhaustos, los labios de jimin más boluminosos que nunca y sus pezones rojos y sensibles.

Se bañaron, se vistieron, jungkook se asomó para ver a su bebé y no la encontró, al regresar a la habitación un tanto asustado, miró en una pequeña mesita un papel que decía...

Sabía que me engañabas, siempre los supe, pero jamás creí que fuera mi propio hermano.
¿Porqué no me dijiste?
Te habría soltado, incluso te habría perdonado, pero tú y él se burlaron de mí..
¡¿porqué fueron tan crueles?!

No nos busques, olvida que tienes una hija, seguramente él te brinde muchos hijos más..
Si claro lo olvidaba
No puede,
Y nunca podrá....

No se sintió arrepentido, ni jimin, pero al transcurrir el tiempo, la belleza se terminó y con ello, el placer.
Ya no les quedaba nada,ninguna familia, ningún amor...
Y fué ahí que mirando atrás ambos comprendieron que nada valió la pena, viejos, solos, con resentimientos hacia el otro fallecieron en aquella vieja y mohosa casa, miserables y arrepentidos.



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