// LECCIÓN PARA UNA VIDA//

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¤ Nueve de la noche....

En el interior de su auto detrás del volante, jeon jungkook regresaba a casa aburrido de su vida laboral con los brazos cansados y pensamientos sin sentido.

Tenía un hogar como cualquier otro lleno de amor, gritos, sexo, romance, hijos y un perro, estaba bien para cualquier ciudadano promedio que pudiera aspirar a una vida relajada sin nada extravagante o algo fuera de lo normal, todo estaba calculado, todo era siempre lo mismo.

No es que estuviera harto de lo que tenía, pero un pensamiento que nunca hubiera tenido si no hubiera cambiado de ruta, lo hizo detenerse en una esquina de muy mala reputación para los finos y amargados de la vieja generación.

Estaba inseguro, pero también tenía mucha curiosidad por saber que se sentía
¿porqué ese afán de muchos hombres por estár con uno?
¿que hace que dejen el uso de la mujer ? que tenía de bueno el sexo con uno y que provecho o que placer hay en el cuerpo masculino, que sabor encontraría en esos labios hinchados y rosados que lo mantenían atento viendo el color del labial.

Lo haría?...

Era ya un hombre maduro así que no le dió más vueltas al asunto, bajó de su auto y preguntó con firmeza al joven de no más de treinta su precio.

- cinco mil...

Dijo echándose los cabellos hacia atrás, mirando a su cliente número seis del día.

Cinco mil?-

Pensó que era justo, aunque si fuera por grado de belleza sería una injusticia, un insulto a su belleza.

Porque de ser así tendría que vaciar su cuenta bancaria y los ahorros destinados para el colegio de sus tres hijos. Aceptó fascinado y ofreció cinco más para poder morder Sus labios, no tenía intenciones de subyugar la pasión, entretener el último centímetro de su miembro estaba en su mente creyendo que podría escuchar gritar a su amante de unas horas y así, desenmarañar al fin ese gusto morboso del sexo gay.

Fue detrás de él, caminó tomado de la mano al pequeño cuarto dispuesto desde hacía diez años para el sexo y el despecho,
No era frío ni simple, más tenía el amor de ratos clavado en las paredes y en cada esquina.

Se le hizo un nudo en la garganta cuando frente a él se encontró con un cuerpo desnudo y perfecto, sin líneas finas de mujer, pero con bastante hermosura para humillar a una.

La velocidad de su corazón le quitó el aliento cuando sintió sumergirse

¿Cómo podía sentirse tan bien?.. pensó sin poder conseguir la calma en su respiración mientras sus caderas se movían hacia atrás y hacia delante sin detenerse, y ese gesto en el joven que actuaba con habidez desempeñando excelente su trabajo, le estimulaba el orgullo.

Con dificultad pudo pronunciar palabra y ofrecerle el triple de lo acordado para poder estrujarle el cuello y morder y golpear sus nalgas, el joven no se negó, habia enganchado a su cliente mintiendo en sus gemidos como si fuera diferente a los otros, como sí de verdad esas embestidas y esos besos fueran lo bastante buenos para estremecerse, para temblar y llorar y vibrar en sincronía con sus piernas y su interior.

Jeon jungkook jamás había tenido una aventura, nunca estuvo ni cerca de tenerla y aunque después de aquella fantástica experiencia no se desvío de su camino, estuvo al borde del divorcio por intentar en dos ocasiones abusar de su esposa.
Quiso penetrarla por el recto estando ebrio la primera vez y la segunda en pleno juicio.

Fue con ese desliz que supo acerca del porque sus colegas incluso toman para sí a otros hombres, y es que todo se trata de "PODER"
El simple echo de someter a una imagen de autoridad como lo es el hombre, hace inflar el ego y el orgullo, tener el poder de humillarlo de esa forma es algo que no se gana, y aunque pagues miles y cientos de miles no conseguirás ese sentimiento en ninguna parte, y eso lo supo desde que la punta de sus dedos rozaron aquella piel.

No volvió a pasar nunca más por aquella calle, no volvió a probar jamás el cuerpo de otro hombre, pero encontró placer en el porno gay y tuvo de inspiración sus recuerdos estando enlazado de aquel joven mientras estaba con su esposa, nunca olvidó el sabor de aquella figura blanca masculina, suave y mezclada con el tacto de muchos hombres, no era el aroma más exquisito pero si el más excitante, fueron solo unas horas, pero para el rutinario jeon jungkook fue toda una grata lección.

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