Secuestro impío

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Era justamente idéntico a aquella jodida ocasión con la familia caníbal, pero esta vez fue sólo ella la que terminó noqueada y a merced de los lunáticos, por lo que no podía dejar de sin poder maldecirse a sí misma por haber bajado la guardia cuando estaban en el calor de la pelea... Ahora estaba retenida en un rincón de aquella iglesia llena de fanáticos obsesionados y fuertemente armados, retorciéndose de dolor por los objetos sagrados que habían colocado cerca de ella con el fin de torturarla, teniéndola fuertemente maniatada desde el cuello hasta la cola, impidiendo zafarse de alguna forma.

...Había empezado como cualquier otro encargo al mundo humano: Un Pecador les había pagado una buena suma para neutralizar por completo a un grupo de fanáticos religiosos de una secta rural, los cuales eran casi un centenar, que le habían sometido a un brutal y horroroso exorcismo hasta matarlo.

Blitz había trazado el plan: Entrar, desatar el caos y final feliz, quizás creyendo que al tratarse de un grupo de locos en una iglesia abandonada en un pueblito de mierda, la cosa sería pan comido y no se necesitaría armamento pesado... Y ese fue el error: El contraataque de los cultistas contra los tres diablillos fue con nada menos que ametralladoras, rifles y hasta bombas caseras, haciéndolos más parecer un jodido comando militar que una secta que creía que cortándose a si mismos y a sus compañeros lograrían purgar sus pecados y llegar al Paraíso. Los diablillos se vieron obligados a retroceder para ponerse a cubierto de la lluvia de balas que les cayó encima, que para más inri estaban bendecidas con sal bendita, lo que hacía que las heridas tuvieran un efecto insoportable de quemadura en la piel, así les rozara.

―  ¡COMAN FUEGO, CHUPASOTANAS!―bramó Blitzo al sacar una de las granadas que llevaba Moxxie y lanzándola, pero fallando en el blanco, haciendo estremecer el techo de la iglesia.―. ¡Me cago en la comida de Stella, tenía que ser otra puta secta apocalíptica con gente armada... Ya tuve suficiente de una cuando llamaron a todo el mundo para neutralizar al puto loco de Shoko Asahara (1) cuando se creó otra puta secta en el Infierno!

―  ¡¿Qué hacemos, B?! ¡¿Los rodeamos?! ―le preguntó Millie con urgencia mientras intentaba evadir las balas consagradas al estar ocultos tras el alta principal, intentando tener una oportunidad para golpear con sus cuchillas a uno de los francotiradores del techo, que estaba dándole bastante resistencia a su querido Moxxie desde los tejados... Entonces la diablilla se percató de un espacio para atacar a un humano de barba larga y cuerpo robusto, quien parecía ser el líder de la secta... Aprovechó la oportunidad cuando hubo un alto en los disparos, saliendo de su escondite con varios cuchillos arrojadizos listos para lanzarlos, cuando escuchó que estaban gritando su nombre:

¡...Millie, detrás de ti!

Millie se detuvo un segundo para neutralizar lo que fuera que le estuviera advirtiendo su marido, sólo para sentir un fuerte golpe en la nuca un segundo después, haciéndola ver luces y luego perder el equilibrio. Entre las imágenes borrosas y un penetrante dolor de cabeza, sintió  como un brazo monstruoso la agarraba de la cintura como una miserable muñeca de trapo y se la llevaba lejos de los demás, quienes estaban chillando:

¡NO, MILLIE...! ¡¡SUÉLTALA, HIJO DE PUTA...!!

¡NO, RETROCEDE! ¡ESTÁN ARROJANDO PUTOS GLOBOS DE AGUA BENDITA! ¡RESISTE MILLS, TE RESCATAREMOS! ¡¡MUÉVETE, MOX!!

No... Moxxie... Blitz...―Millie luchó por seguir hablando, pero luego todo se convirtió en oscuridad que la engulló.

...Millie no recordaba cuando fue exactamente que recuperó la conciencia, sintiendo un penetrante dolor de cabeza peor que el de cualquier resaca que haya tenido, siendo eso lo menos grave de su situación, pues había una sensación aún mas intensa de ardor en sus muñecas y por extensión en sus brazos, los cuales estaban atados fuertemente con alambres de metal, estos a su vez conectados con cadenas ("¡¿Cadenas?! ¡¿Esto es una iglesia o una puta mazmorra medieval?!" pensó Millie con desconcierto) pegadas a la pared de tal manera que no podía usar sus propias garras para romperlas, mucho menos su cola, amarrada a sus muñecas con los mismos cables... Cuando se retorció un poco hacía atrás, vio con horror absoluto que las cadenas que la sujetaban estaban rezumando humedad... Eran gotas de agua bendita que se deslizaban por las cadenas y el alambre hasta la piel de sus manos, algo que para los demonios era como ácido sulfúrico. Y esos putos fanáticos la estaban aplicando poco a poco sobre ella con el fin de torturarla...

Wickedly/Murderly Love: M&M CollectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora