𝐇𝐢𝐜𝐜𝐮𝐩 𝐇𝐚𝐝𝐝𝐨𝐜𝐤. ⟨⟨ Cómo entrenar a tu dragón ⟩⟩

984 65 4
                                    


█║▌│█│█║▌║▌║













❛❛ 𝘿𝙤𝙣'𝙩 𝙒𝙖𝙣𝙣𝙖 𝙆𝙣𝙤𝙬. ❜❜

Hipo no quiere saber quién el vikingo que lleva todas las noches a ______________ hasta la puerta de su cabaña.

No quiere saber a qué hora salen juntos.

No quiere saber si se la pasan entre sonrisas melosas, anécdotas o peleas sin sentido.

Porque todo eso alguna vez lo hicieron ellos.

Recorría con su mirada la zona, esa mirada que suele poner en situaciones que le molestan o necesita analizar con toda razón. Le costaba dejarse llevar por los sentimientos, siempre ha sido aliado de la lógica y motivo, saca conclusiones correctas, justas. Lo había aprendido bien, y era reconocido por su inteligencia, pero también por su necio y persistente corazón el cual es casi siempre el que le dirige su camino. Ese caso, no era la excepción.

El dragón oscuro como la noche decidió arrecostarse sobre el piso, esperar que el castaño reaccionará después de estar sumergido por ya hace mucho en su mundo de ideas le provocaba aburriendo. Prefería dejarlo en total tranquilidad, para bien de su estado y que no terminará un ambiente alterado.

El jefe de Berk se distraía mayormente en sus artefactos, inventos innovadores, buscando distraerse, encerrarse en su burbuja segura antes de caer en la realidad. El liderazgo nunca fue cosa sencilla, su padre lo hacia ver como algo digno de desear, algo admirable. Se lamentaba no poder ser igual de sabio y paciente que él.
Con el cansancio reflejado en sus ojos echó un ojo a su fiel amigo escamoso, acurrucado mientras respiraba lentamente. Al menos él si podía conciliar el sueño.

Suspiró, pesadamente. Acercándose a éste ser para acariciarlo en su cabeza, como ya un viejo hábito tenía. Lo tranquilizaba, era parte de su confort. Ese simple gesto le transmitía confianza y le decía que no todo estaba perdido.

- Al menos tú sigues a mi lado.

La pequeña linterna alumbraba la oscuridad de la habitación, el anochecer había caído como un manto tenebroso. El silencio se apoderaba fuertemente del lugar, los pobladores descansaban sin preocupaciones mayores, y él. Estaba dentro de ese vacío, con muchos sentimientos revoloteando, no se podía sentir en calma a pesar de todo, le faltaba algo, le faltaba demasiado.
El dragón emitió un sonido, como si se intentará de comunicar con el joven vikingo. Él se lo tomó como una pregunta, alzó los hombros restándole interés a sus facciones decaídas.

- No, no pasa nada. Ya sabes, estos días me ha costado dormir. Creo que el estrés me está tragando vivo - río queriendo converserce de esa mentira. Se sentó al lado de la bestia nocturna, con los labios apretados. Luego miró los ojos de la criatura, era de resaltar que Chimuelo podía ser muy expresivo, lo que le faltaba en palabras, lo tenía en gestos.

No le creía nada - ¿Qué? Tú mejor que nadie sabe que estoy ocupado intentado protegernos de todo peligro. Además, aún faltan dragones cerca de la costa...

Si bien se había dado un buen rango como jefe en su pueblo, entre su gente y dragones. También se retaba a diario con la tarea que él mismo se auto entregó: rescatar más dragones. Había encontrado muchos, ni aunque se lo hubiese imaginado como algo de suma grandeza, no le quitaba lo agotador, pero el castaño insistía en lo vital y necesario que era salvarlos, algunos de ellos estaban heridos. Eran la civilización perfecta en todos los sentidos para ayudarles. Estaba seguro, pero otras personas...No estaban conformes. En lo absoluto.

𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓'𝐒 [ 𝑷𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆×𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂 ]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora