Cap. 3-UN ACUAMAN PARA MI SOLA

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Si, a pesar de las recomendaciones de Daniela, empecé a "salir" con el fortachón. Me mantuve en silencio y desde luego que nunca lo llamé. Pasé como 2 semanas esquivándolo. Veía mis estados y siempre me decía no me has llamado para el café. 

-No tomo café, prefiero algo frío (era nuestra primera cita y le iba mandando mensajes a mi amiga de todo lo que iba pasando)- Traté de no ponerme muy linda, no arreglarme demasiado, nada descuidada, pero sencilla, muy poco maquillaje- 

- Perfecto. También te voy a acompañar con algo frío. Por cierto, me gusta como estás vestida, ni muy elegante, pero tampoco tan sencilla. Me gusta así sin maquillaje. 

-Claro, la idea es estar un poco diferente a lo que me ves en el gym pero tampoco tan distinta. 

La conversación se fue hacia lo externo, las apariencias, lo físico, el fortachón hablaba muchísimo, tenía como un toque de egocentrismo marcado, de repente me empezó a hablar de sus problemas de una vez- De una vez? (decía Mi amiga Dani) pero en serio, te contó de su ex y su hija preadolescente, no entiendo. No me gusta- Dani era muy tajante, pero me conocía tanto, sabía que mi sensibilidad llegaba al planeta Saturno y siempre andaba cuidándome. Ese mismo día fuimos a pasear en su carro súper de lujo y siguió hablando sin parar, pero algo importante era que me hacía reir. Tenía una sonrisa, una dentadura... No es que era hermoso, si se le notaba de cerca la edad y  seguía hablando de una forma rara,  como de una filosofía de vida entre budista y otras cosas que nunca me enteré. Cuando nos dimos cuenta eran las 8 de la noche y me trajo hasta mi casa. No paró de mandarme mensajes cuando iba de regreso camino a su casa. Notas de voz. Fotos. Que intenso!

Había algo en él que me atraía demasiado. Siempre fui de hombres bajitos y poco atractivos, pero si intelectuales, científicos, bueno eran los que me caían, otros artistas también,  pero un hombre como Marcelo era la novedad. Me invitó a desayunar al día siguiente, no quería despegarse de mi. Yo no estaba acostumbrada. A la semana ya estaba hablando de una vida juntos y de nuevo Dani me manda una nota inmensa de 10 minutos, hablándome de que eso iba a terminar mal tras un  un excelente argumento, típico de ella "- Una persona no puede decirte eso apenas te conoce, dile que se calme Katy"- No me imagino a mi amiga commigo cerca, ya desde cuando me lo habría ahuyentado. 

Un buen día  Marcelo me sorprendió en mi edificio: 

-Baja que estoy frente a la reja, me vine caminando.

-¿Qué te pasó?-siempre era como fría con él. No quería enrrollarme mucho.

-Nada, tontita. Te traje algo. Voy a subir, puedo?

-Listo ya te abro- Le di al botón del intercomunicador que abría la reja y subió. Yo estaba aún en Pijamas, no me pensaba cambiar- Hola, subiste rápido. 

-Me abres la reja de tu casa? Te ves cómica con esa pijama rosada y esas pantuflas.

-Son de conejo, pero no se nota. Qué haces? 

-Déjame entrar, Katy. 

-Me gusta verte así, como desvalido, pidiendo clemencia, sin tus armas, tu carro imponente, así ciudadano  de a pie- Lo detallé de arriba a abajo, para ver si era verdad- Ya te hago la caridad de dejarte entrar.

Tenía una cara medio trágica y una bolsa muy linda de papel artesanal como de uno de esos almacenes caros que venden comida vegana e importada.

-Son unas frutas que sé que te gustan, chucherías veganas y unas cositas para tu cabello, que es tan hermoso. 

- Wow, que detalle. ¿Por qué me regalas eso? - ( Cositas de qué- me preguntaba Dani- de colitas, ganchos o productos para el cabello? No que ser tan raro, será que se los quitó a su ex, o que se le quedaron alli)- Me dirás para qué me traes eso?

NO SOY TAN ALTA ( fanfiction Jason Momoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora