Cap 15 EMPIEZA MI MEJOR CAPITULO?

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No sabía cómo empezar a escribir éste capítulo que no fuera algo tan frío o de gran locura. Las historias reales no comienzan como en las películas en donde los protagonistas se tropiezan en la calle y a ella se le cae todo, él se las recoge y se miran fijamente a los ojos, así nace el amor. En mi caso ya sabemos que no ocurre así nunca. Pero bueno, todo esto fue muy raro.

-Katy! que bueno que estás de vuelta! dijeron todos desde una cierta distancia todavía a pesar que ya me había curado. 

Empezaron a llegar a la cocina para el desayuno venezolano de la cuál yo estaba encargada, unas amasaban para hacer las arepas asadas que luego iban al horno, otras picaban todo para el famoso "perico" que eran huevos revueltos con muchos aliños, cebolla, ajo, cilantro, pimentón rojo, tomate y ajíe o chile dulce. Un los ya habían traido el queso que mandamos  a comprar en Malaga que hay una fabrica pequeña de unos venezolanos y alli los hacían igual a los originales. Les quise también dar un toque español y uno de los rellenos de las arepas iban a ser jamón serrano, queso manchego y otros fiambres. También conseguimos en un supermercado la bebida por excelencia de los desayunos, que aunque para ellos es muy dulce y pesada, La Malta era importante tenerla, café con leche, te helado, etc. 

La cocina era amplia, tenía unos ventanales que daban hacía una de las montañas de la Granja, ya empezaba a llegar más el frío y el cielo se tornaba un poco nublado en las mañanas. Me había puesto el delantal cuando llegué a la cocina a las 8 de la mañana, se oían algunas aves  que amaba, aunque siempre extrañaba las guacamayas de mi amada ciudad. Tenía un mesón en el medio, los fogones y el horno, unas ollas gigantes, paellas de distintos tamaños, pailas de barro para guisos, cubiertos de un lado, utensilios, jarrones para jugos y termos para el café.

Me encantaba poner música en la cocina, así que les enseñé algunas de mi país como para entrar en contexto. Empezaron a llegar algunos huéspedes a la Casa, los estaban recibiendo con sus coches entre risas y sonidos de la mañana. Carlos y Lucía, juntos con algunos voluntarios, preparaban la gran mesa del patio para ir colocando los platos y cubiertos, servilletas. Me sentía de nuevo en casa, útil, ya quería trabajar en el jardín, actualizarme con los eventos, que por cierto, me nombraron encargada de atender las solicitudes de la organización de voluntarios y aceptar los perfiles yo misma, claro con la asesoría de Carlos y Lucía. 

Todo estaba listo, encargué a una señora de Colombia que sacara las arepas del horno y las colocara en una cesta con un paño limpio, bueno, ella sabía de eso también por ser  la arepa un plato de su tierra. Y mientras yo también ayudaba a servir, se me vino un mareo repentino, pues, aún quedaban las secuelas del virus y me senté. Al sentarme, comencé a oir una buya y risas en la entrada de la cocina, sobre todo la risa estruendosa de un hombre, muy fuerte y me asusté. Mi amiga Marcia le dijo en Inglés, que me saludara  y a mi me dijo, levántate que llegó tu esposo Chacón que quiere conocerte. 

Que vergüenza!!!!


NO SOY TAN ALTA ( fanfiction Jason Momoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora