Capítulo 11: Shofar.

39 7 14
                                    


—¿Cuál es el escándalo con él? Probablementesolo tuvo un accidente—

—Eso lo sabremos cuando despierte, Niza—

—Parece que no será pronto...—

La luz del día finalmente entró por los ojos de Alek. A pesar de la resistencia ocasionada por el cansancio, sus párpados comenzaron a separarse poco a poco hasta divisar un par de figuras frente a él.

La voz femenina que le había despertado ahora tenía un rostro. Una joven de cabello liso, corto y castaño se hallaba de pie con una mirada no precisamente amigable, aunque su ruda expresión no encajaba con las delicadas facciones de su rostro. Portaba una blusa de cuero marrón que cubría la totalidad de sus brazos y, sobre ella, un chaleco del mismo color en una tonalidad más clara. En su cinturón resaltaba la presencia de una espada envainada sobre la que tenía su mano en señal de precaución.

Un poco más atrás se encontraba un hombre mayor con una vestimenta similar y portando la misma clase de arma en su cinto. Ambos permanecieron en silencio, expectantes a la reacción y las posibles palabras de Alek.

Él observó a su alrededor. ¿Cómo había terminado ahí? El lugar consistía en una sencilla construcción de madera. El amueblado de la habitación se reducía únicamente a un par de mesas y la cama en la que él se hallaba.

—¿Dónde... estoy?—

Muchas imágenes comenzaron a pasar por su cabeza mientras intentaba recapitular todo los sucesos previos. Habían múltiples cosas a las que aún no encontraba explicación, pero dos personas en particular volvieron insignificante todo lo demás.

—Mamá, papá...—susurró para sí mismo mientras se levantaba abruptamente.

—Alto, niño—el hombre que le vigilaba se acercó y detuvo su avance con su brazo—Hay cosas que queremos preguntarte—

—Tengo que irme... Debo encontrarlos—dijo un alterado Alek, ignorando la advertencia.

—¿Encontrarlos? ¿A quiénes?— se unió al interrogatorio la chica, que respondía al nombre de Niza—¡Espera! Necesitamos saber cómo terminaste aquí—

—¡¿Quiénes son ustedes?! ¡Suéltenme!—dijo el joven Frei, retirando de forma brusca las manos de sus anfitriones.

—Primero debes calmarte, ¿cuál es tu nombre?—preguntó mientras le invitaba a sentarse de nuevo en la cama.

—Alek—respondió después de unos segundos en los cuales calmó un poco su respiración— Alek Frei... ¿qué quieren de mí?—

—Queremos saber qué haces aquí— respondió Niza.

—Esa pregunta me corresponde, ¿qué es este lugar?—replicó un poco más irritado.

—Calma, los dos—interrumpió—Niza, ve a buscar a tu padre y avísale que ha despertado—

La joven dio un par de pasos hacia atrás, sin perder de vista al recién llegado, luego asintió de mala gana y se retiró de la habitación. El hombre volteó de nuevo hacia Alek para continuar dirigiéndose a él.

—Antes que nada déjame presentarme, mi nombre es Marco—empezó a decir— Y puedo asegurarte, jovencito, que aquí no tenemos malas intenciones, pero necesitamos que nos respondas, ¿cómo llegaste aquí?—

—¿Cómo llegué aquí?—el chico comenzó a ahundar en el cuestionamiento— Es una buena pregunta, yo tampoco estoy seguro. Sólo... salté—dijo mientras recordaba el aterrador momento en que se había lanzado al vacío sin nada más que esperanza—Salté y luego terminé en el agua, eso lo único que sé—

Dones de Guerra  #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora