Capítulo 7: La Puerta.

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Año X337, ocho años desde el inicio del reinado del rey Rogue.

-¡Papá, encontré una serpiente!- exclamó el pequeño que se encontraba en el Bosque de la Sombra de Daria.

Un joven Albert Frei se acercó a su hijo al escuchar sobre su hallazgo.

-¡Ten cuidado, no la molestes!- le advirtió.

Ambos observaron como el animal se arrastraba lejos de ellos. Se trataba de una pequeña cobra geridiana, conocida por su potente veneno y su característica cabeza fluorescente.

-Es buena piel, pero aún es muy pequeña, no vale el riesgo-

Las lecciones sobre animales eran importantes para el señor Frei. Conforme su hijo fuera creciendo le acompañaría más seguido en sus visitas al Bosque y aprendería lo necesario para subsistir a través de la cacería. El pequeño Alek aprovechaba las expediciones para satisfacer su curiosidad y deseo de aventura, era común que se adelantara a su padre y se topara con las especies que no eran precisamente el objeto de búsqueda.

Ese día en particular era la primera vez que llevaba a su hijo tan adentro del bosque. Normalmente los jabalíes y venados se hallaban en esa zona, lo más alejados posible de los humanos.

-¡Wow!- exclamó el chico al ver lo que se hallaba delante -¿Qué es eso?-

Su padre volteó a ver en la dirección en la que señalaba y soltó una pequeña risa.

-¡No te acerques mucho!- le ordenó.

-¡Es un agujero enorme!- se acercó más al lugar; aquél que dividía el bosque en dos.

-Aquí es donde termina nuestro reino- dijo mientras le sostenía por el hombro para impedir su avance.- Le llaman la Tumba-

-¡Oigan!- se escuchó una voz desde la lejanía. -¡No se acerquen tanto al borde!- se trataba de un soldado desde una de las torres de vigilancia.

El padre tomó la mano de su hijo al escuchar la advertencia y le alejó un poco de la orilla.

-Vamos, alejémonos un poco de los soldados-

-¿Podemos ir hacia allá?- preguntó curioso señalando el bosque que continuaba en el otro lado.

-Me temo que no, hijo... ¿Sientes curiosidad?-

-¡Claro! ¿Tú has estado ahí?-

El señor Albert esbozó una sonrisa al ver el entusiasmo del niño.

-Aún no- respondió seco.

-¿Nunca? ¿Por qué?-

Su hijo era experto en hacer interrogatorios de cualquier cosa que descubriera. Observó el abismo por un momento, como si hubiese algo más interesante que tan sólo la oscuridad.

-Algunas decisiones nos persiguen toda la vida...- susurró. Su hijo apenas logró escuchar lo que dijo- Tal vez algún día tú puedas, sólo necesitas ser valiente-

El pequeño lo observó confundido. Su padre se puso en cuclillas para ver al niño a los ojos. Guardó silencio por un momento y le tomó por los hombros.

-Eres mucho más valiente que yo- dijo finalmente.-Si algún día quieres ir al otro lado, podrás hacerlo. No te preocupes por la distancia-

-¿La distancia?-

-Sólo da a un paso al frente, nada más- dio un par de palmadas en la cabeza de Alek- Un salto de fe... Eso es todo lo que necesitas-

El señor Albert quitó de su muñeca un brazalete de hilo con un pequeño medallón, tomó la mano de su hijo y se la colocó cuidadosamente.

Dones de Guerra  #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora