Capítulo 2: Impulso

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El peliverde se había detenido frente a la puerta cerrada y un suspiro salió de su boca, esta ya era la 4 azotea cerrada con lo que se cruzaba, solo quedaban dos edificios marcados en un cuaderno de notas y seria mejor que comenzara a caminar si quería llegar a casa temprano, ya era viernes y había planeado pasar todo el fin de semana con su madre como despedida, luego dejaría la carta que escribiría en su propio cuarto y saldría por la ventana la noche del domingo.

Era un buen plan, al menos no haría sentir culpable a su madre.

"Faltan 2 calles hasta el siguiente edificio y 12 para el último, si me apresuro podre llegar a casa en 1 hora después de entrar y salir", El sonido de su celular llamo su atención sacandolo del mar de murmullos en el que se estaba hundiendo, era su madre.

"Hola mamá, que paso estas bien, que sucede?", Izuku contestó ligeramente alarmado, por lo general su madre lo llamaba solo por emergencias que surgían del trabajo para avisarle que llegaría un poco más tarde.

"Todo esta bien cariño, no te preocupes, solo quería pedirte que compraras unos víveres cuando volvieras a casa, que ya no hay fideos ni leche en la despensa" Inko hablo con voz dulce y tranquilizadora, haciendo que el adolescente dejara de pensar en negativo.

"Claro mamá, de hecho estoy cerca de una tienda, lo compraré ahora" dijo el peliverde a darse cuenta que estaba parado frente a un 24 horas, al otro lado de la línea se escucho un gracias y un cuidado para luego cortarse la llamada, sus planes habían sufrido un retraso, dejaría la búsqueda por este día, tenia otra cosa que hacer.

Guardo su celular y entro a la tienda, se dirigió a la sección de lácteos y busco la marca que por lo general tenían en casa, sin problemas lo encontró en el tercer estante y siguió con su pequeña búsqueda a la sección de pastas, a diferencia de la leche, la marca de los fideos no importaba tanto.

Esta por ir a la caja registradora para pagar sus productor e ir a casa, pero cuando faltaba solo una linea de estanterías se escucho una voz que no pertenecía al cajero.

"Ya pasaste de fecha Tanaka, te doy proyección para que ningún vándalo venga a robarte y así es como me lo pagas?, será mejor que tengas el dinero listo esta vez", por solo el tono ya bastaba para asustar a Izuku, y al asomarse se alteró aun más, el tipo que hablaba era alto, de aproximadamente 1.95 metros, cabello negro desaliñado y lo más resaltante, el tatuaje en su cuello y braso con forma de tiburon

Con un pequeño vistazo más se dio cuenta de la peculiaridad del sujeto, sus dientes eran puntiagudos y de un color metálico, como si fuera cobre, eso podría significar que su huesos eran de cobre, aunque estaba la posibilidad que su capricho solo afectara a sus dientes o que fuera solo un cambio estético.

Estaba temblando por el miedo e incluso se trató de cubrir el rostro con alguna de las bufandas en exhibición, por precaución a que el sujeto los reconociera por la calle y lo atacara por ser un testigo, pero aún así había algo que podía más que sus nervios, los ojos del cajero, si bien parecía estar acostumbrado a la situación, seguían teniendo miedo y parecía suplicar que lo salvaran.

Y como si un interruptor se activara, los brazos del peliverde tomaron una lata de la estantería y se la lanzó al ladrón, solo reaccionó cuando la mirada llena de odio de este se posó sobre su pequeña persona, realmente sabia hecho enfurecer al hombre.

La adrenalina corrió por su sistema obligándolo a moverse, corrió tan rápido como pudo y dando un par de giros por los pasillos de la tienda logró cambiar de posiciones con el tipo, estando ahora el más cerca de la puerta que su atacante, habiendo logrado ese cambio apresuro el paso hasta salir de la tienda siendo aún perseguido.

Nanashi: Soy un vigilante?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora