El trayecto a la casa de sus tíos le sirvió a Setsuna para relajarse. El dolor en su estómago disminuyó y con ello, una inquietante duda surgía en su ser: ¿había algo malo en ella? Si bien nunca presentaba algún malestar físico, sabía que no era normal lo que le sucedía. Pensó en contarle a su padre, pero con eso lo único que obtendría sería una cita en el médico.
El auto se detuvo en la entrada del edificio donde vivía Moroha. De inmediato, la puerta se abrió para dejar que Setsuna descendiera del coche.
—Mi padre vendrá más tarde, no es necesario que se queden —indicó.
Sus guardias no contestaron, por lo que supuso que esperarían las instrucciones que su padre les daría.
Apretó con fuerza las correas de su mochila y emprendió camino hacia el edificio. Tuvo suerte en todo el trayecto, pues el ascensor estaba libre para su uso.
Al llegar al piso de su prima, tocó la puerta y esperó a que le abrieran.
El rostro de su querida tía la recibió: con un delantal rosa y el cabello recogido en un desaliñado moño, Kagome sonrió ante su llegada.
—¡Aquí estas! —la saludó. Acto seguido, la envolvió en un fuerte abrazo.
—Gracias por recibirme, lamento venir de improviso —comentó Setsuna una vez que estuvo dentro. El departamento de sus tíos siempre le transmitía una calidez que le faltaba en su hogar. Admiraba la sencillez con la que su tía mantenía a su familia, aun sin importar el nivel al que pertenecían.
—¡Tonterías! —respondió Kagome, sin borrar la sonrisa de su rostro—. Inuyasha los invitó a cenar, aunque me sorprende verte tan temprano.
Setsuna frunció el ceño ante el comentario de su tía. Su padre mencionó algo al respecto, pero ella se disculpaba por llegar en ese instante.
—¿Se encuentra Moroha? —preguntó, aunque por la reacción de su tía, intuía la respuesta.
Ahora era Kagome la que fruncía el ceño.
—No ha llegado de la escuela —comentó dudosa y mientras se acariciaba la barbilla, su rostro se iluminó al pensar en una razón—¡Claro!
El rostro de Setsuna seguía interrogante.
Kagome sonrió de más y tomó el brazo de su sobrina, llevándola hasta la cocina para que pudieran platicar a gusto. Setsuna tomó asiento en la meseta de la cocina, dejando a un lado su mochila y miró a su tía.
—¡Esa niña tiene mucho que contarme! —indicó mientras servía dos vasos de limonada y le ofrecía uno a Setsuna.
Con una media sonrisa y sin saber a lo que su tía se refería, Setsuna tomó el vaso.
—Lleva toda la semana intercambiando mensajes con alguien —habló Kagome, intentaba sonar molesta, pero fallaba—, ahora sé quién es.
—¿En serio? —preguntó Setsuna, se le hacía raro ese compartimiento en su prima, pero tampoco podía negar que ella traía algo entre manos. Tomó un poco del refresco de su vaso y esperó a que Kagome hablase.
—¡Sí! Y lo peor de todo es que ella no me dijo nada. Sino fuera por Sango, estoy segura de que no me lo diría.
—¿Qué tiene que ver la señora Fukushima en esto? —preguntó, intrigada. ¿En qué momento la tía Kagome había metido a la familia de Hisui?
—¡Moroha se está viendo a escondidas con Hisui! —reveló Kagome.
Setsuna casi escupe el refresco ante esa mención.
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De amores y otros enredos
FanficCatorce años han pasado desde la ultima vez que supieron uno del otro, sin embargo Sesshomaru Taisho no ha olvidado por completo a Rin. Por otro lado, ella se ha dedicado en cuerpo y alma a criar a su adorada hija, Towa. Ambos tienen un recuerdo de...