Adrenalina

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Wei Ying lo evitaba.
No lo parecía a primera vista, pues seguía saludándolo como siempre, con aquellas sonrisas que hacían su corazón saltar y sus orejas arder, pero se mantenía a distancia, como si temiera que los vieran juntos. Tenía algunas teorías del motivo, pero se las guardaba para si mismo. Deseaba ser un poco atrevido como su amigo para intentar entablar una conversación y posiblemente descubrir su distanciamiento, pero siempre que lo intentaba sentía sus piernas paralizarse, y su voluntad debilitarse ante la posibilidad de un rechazo, por lo que pasó el primer mes sin la melodía de su voz dirigida a él ni el calor de su sonrisa constante.

Estaba a punto de resignarse a no tenerlo cerca cuando una tarde de febrero, al final de las clases, Wei Ying le habló en un susurro. Hubo un instante en que ignoró al chico al pensar que era parte de su imaginación, pero ante la voz insistente que lo siguió todo el pasillo y las miradas extrañadas de algunos estudiantes que pasaban cerca decidió detenerse.

Su hermano, que ya lo esperaba al final del pasillo, lo miró un poco preocupado, más al ver al otro adolescente oculto en uno de los pilares de un salón, simplemente sonrió y le indicó que lo esperaría afuera.

Esperó a que la mayoría de los estudiantes se alejaran antes de acercarse al pilar susurrante.
-Wei Ying, ¿me llamabas?
El otro chico se llevó el dedo índice a los labios y le hizo señas para dirigirse al almacén de escobas del conserje. Lan Zhan no se extrañó tanto por ello, así que caminó lo más digno que pudo y entró al cuarto repleto de material de limpieza, más dejó abierta la puerta para que Wei Ying entrara.

El chico lo siguió minutos después, no sin antes hacer acrobacias innecesarias, como si se tratara de un espía intentando pasar desapercibido, logrando lo contrario. No pudo evitar sentir su corazón calentarse. Su amigo ciertamente era extravagante, pero eso lo hacía ser especial.

Cuando Wei Ying llegó a su lado lanzó miradas de izquierda a derecha antes de cerrar la puerta, dejándolos a oscuras. El lugar olía a material de limpieza, humedad y extrañamente a lotos, desconcertándolo. Se preguntó vagamente si se debía a alguna colonia que su amigo usaba o si era su shampoo, y fue entonces que su corazón comenzó a latir rápidamente, dandosé cuenta de lo cerca que tenía a Wei Ying.

El otro chico, ignorante de todo lo que pasaba por la mente del segundo joven Lan, se dedicó a hurgar en su mochila. Cuando logró encontrar lo que buscaba soltó un leve 'ajá', para después alumbrar hacia el techo con una pequeña lámpara. Entonces el corazón del joven Lan estuvo a punto de sufrir un para cardíaco, ya que corrió más rápido que antes. Muy cerca.

El chico de ojos de luna llena estaba muy cerca de él, y lo miraba con esos ojos brillantes llenos de alegría y curiosidad. Empezó a murmurar algo sobre que estarían seguros de oídos chismosos en aquel espacio pero el sonido de su voz se alejó poco a poco, mientras observaba esos orbes grises, mirando a detalle cada matiz de luz en ellos, atrapado. Había visto escenas como esta en algunos de los dramas que su madre y su hermano amaban compartir con él, donde la protagonista y su enamorado quedaban encerrados en un lugar pequeño y solo compartían esas miradas. Le habían parecido tan aburridas y sin sentido, pero ahora que estaba en la misma situación, y con nadie más que Wei Ying, pudo entender un poco porque el mundo desaparecía para ambos.

Era como estar hipnotizado, esos ojos grises como nubes de tormenta lo habían atrapado en alguna trampa, una que podría ser dolorosa y dulce a la vez, una que prometía ser la mejor de las experiencias y también la peor, una que talvez nunca volvería a experimentar en su vida. Y así pues, siguió perdiéndose en ese lago de mercurio, solo observando. El otro adolescente, al darse cuenta de que era observado, dejando de hablar y contemplar al chico que lo observaba con una mirada que lo hizo sentirse cohibido, pero había algo en el ambiente que se había formado que no le permitió seguir hablando, siendo atrapado en los ojos dorados que transmitían tantos sentimientos que no lograba entender.

The Legend Of Yiling LaozuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora