Incómodas presentaciones

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Todos conocían la buena reputación de la escuela privada GusuLan, fundada hace más de 100 años por la familia Lan, grandiosos eruditos de su época, quienes dieron al mundo grandes escritos de poemas y melodías que a la fecha eran conocidos por todo el mundo. Así como en el pasado, la escuela seguía siendo tan confiable en la enseñanza. Pero también se conocía la reputación de cobarde de su actual director, quien sustituyó al último, el maestro Lan QiRen, descendiente directo de los Lan, el que tomó unas vacaciones por problemas de salud. Li YuanBo, aunque bueno en su trabajo, era malipulable y asustadizo. Yu Ziyuan no necesitó esforzarse mucho para que aceptara al niño, quien estaba muy quieto siguiéndolo cual perrito a su dueño.

Miró de soslayo a aquel mocoso rebelde, quien había crecido bastante ese año. Tenía la mirada gacha, pero ella podía notarlo: aquel mocoso estaba feliz, talvez demasiado, pero parecía querer reprimirlo. Él y su hijo menor tenían la misma edad, aunque el primero era mayor por cinco días. A diferencia de Jiang Cheng, que había querido estudiar en GusuLan, Wei Ying eligió estudiar la secundaria y preparatoria en Yiling, sin importarle que fuera humilde y no reconocida. A pesar de actuar descaradamente y hacer alarde de su gran cerebro, ella sabía el tipo de hombre que era, por lo que fue fácil darse cuenta que no quería ser una carga para ellos, aunque no debería preocuparse: su esposo era copropietario de una pequeña empresa en Yummeng junto a ella, por lo que nunca les faltaba nada, aunque su hija mayor ya estuviera en la universidad, si se lo propusieran podrían incluso mantener a 10 niños. No solo eso, el joven tenía asegurada una buena suma de dinero en el banco, herencia dejada por sus difuntos padres, pero él insistía en que lo usaría para estudiar la universidad, nunca había pedido ni un centavo... Hasta que pasó aquello, se recordó, sintiendo aún la rabia e impotencia por haber estado en Lanling y molesta con su esposo por no haberle dicho nada: la pelea que tuvieron fue de las más fuertes que habían tenido desde su compromiso.

-Si vas a sonreír, sonríe, es molesto verte con esa cara.
El chico levantó la cabeza. La mujer lo observaba seria, pero en sus ojos podía ver el cariño que le tenía.
-... Aún no creo conveniente estudiar aquí.
-¿Por qué? ¿Crees que arruinarás la reputación de GusuLan?
No respondió, y aunque sabía que no era por eso que trataba de reprimir su alegría, no pudo decirle que no se sintiera una carga. Eso era algo que el mocoso debería entender por si mismo, así que en lugar de animarlo dijo:
-Incluso si lo hicieras, solo mostrarías que este lugar no es tan perfecto como lo pintan.
-Tía Yu...
-Además, sabes que si ocasionas problemas me encargaré de romperte las piernas.
Wei Ying pareció relajarse ante aquello. Sabía que su tía jamás le haría daño, lo que significaba que intentaba animarlo.
-Así que levanta la cabeza y camina con confianza, no quiero que piensen que crié a un niño debilucho.
Inmediatamente levantó su mirada, ya sin miedo a mostrar esa sonrisa tan parecida a la de aquella mujer molesta que solía seguirla a todas partes en su juventud. Volteando nuevamente hacia el frente, y con una pequeña sonrisa en sus labios, continuó su camino hacia la sala de maestros, pensando en lo orgullosa que estaría su vieja amiga si viera en lo buena persona que se estaba convirtiendo su hijo.

Llegaron a la sala de profesores, donde algunos se encontraban descansando. Divisó a seis personas en el lugar: dos profesores parecían discutir sobre algún tema interesante, una mujer de unos 40 años se preparaba un café, otro escribía algo en su celular, y había otros dos dándoles la espalda, uno de ellos, de camisa verde claro escribía velozmente en una laptop, a su lado un hombre alto de pelo algo rizado intentaba llamar su atención, acercándose más de lo debido.
-Profesor Shen.
El hombre en la computadora giró en su dirección. De reojo pudo ver cómo Wei Ying se sorprendió, y no era por nada. Ojos y cejas negras como el carbón, piel blanca como la nieve, nariz y labios finos, piernas largas y complexión delgada, Shen Yuan solo podría considerarse como hermoso. Cuando Cangse Sanren y ella lo conocieron de joven, en una de sus visitas al mayor de los Shen, su molesta compañera lo comparó con la imagen de un ilustre erudito que habían visto en una serie.

The Legend Of Yiling LaozuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora