3| Cosas molestas

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Esa noche marcó un antes y un después en la vida de nuestra protagonista que, pese a parecer ser la misma chica inmutable de siempre, en el interior había un caos causado por el desagradable recuerdo de aquella noche, tanto así que el retorno del chico sensación le fue totalmente indiferente hasta el punto que lograba pasar por alto las sigilosas miradas que le dedicaba como si la vigilara al igual que un depredador con una presa.

Naturalmente, un encuentro así era difícil de olvidar, sin importar cuanto lo intentara su mente terminaba encallada en aquel día. Después de terminar su trabajo experimentaba cierta paranoia cuando pasaba por el mismo camino regreso a casa, una parte de ella quería encontrarse con ese niño porque quería respuestas a las tantas preguntas que tenía. Noah Young era el tipo de persona que cuando algo llamaba su atención no dejaba de darle vueltas en su cabeza.

Ni siquiera las explicaciones del profesor que advertía del tema para el próximo examen lograban despejar su mente.

En medio de la explicación, alguien llamó al profesor y este tuvo que salir. No pasaron bien cinco segundos y salón pareció haber revivido tras el prolongado silencio por los murmullos que de repente llegaban a sus oídos como el de una lluvia torrencial. El foco de atención estaba en el lugar que ocupaba Eiji Daigo quien estaba rodeado de su gremio de chicas por los cuatro extremos.

Noah entornó los ojos, podía leer perfectamente en la cara de Daigo lo mucho que disfrutaba de ser el centro de atención. Para otros era una imagen bástate incómoda de ver, por eso ella acudió su cabeza suavemente y volvió a sus asuntos, esta vez preguntándose qué sería tan importante como para interrumpir a su profesor en medio de clase, aquello no era usual, más al notar que pasaba un tiempo considerable desde que se marchó.

Y justo al pensar en eso el profesor retorna al salón de clase como si lo hubiese invocado con sus pensamientos y esta vez no lo hizo solo, junto a él venía otra persona. Se trataba de una joven de una estatura muy baja, pero en sus rasgos podía percibir que rodaba sobre la misma edad de los demás jóvenes en el aula. La joven mostraba un porte arrogante y tenía unos penetrantes ojos azules, ataviaba un vestido gótico de color rojo vino con encaje negro que hacía juego con un pequeño sombrero ligeramente inclinado a un lado de su cabeza. La peculiaridad de la chica causó una profunda impresión en todos, dejando a muchos embobados por su mítica belleza, parecía una muñeca de porcelana recién salida de caja, ni siquiera Noah pudo permanecer indiferente ante tal extravagante personaje.

Por mero instinto, Noah miró hacia Eiji quien sorprendentemente mantenía una expresión muy diferente al del resto.

Noah arqueó una ceja, esto le pareció bastante curioso pues Eiji nunca se mostraba tan estoico, sobretodo si se trataba de una chica.

—Disculpen la tardanza chicos. Resulta que el día de hoy se integrará al grupo una nueva estudiante ¿Puedes hacernos el honor de presentarte?

—Claro —asintió peinando sus bucles rubios hacia atrás—, mi nombre es Bailey Hofmann, soy hija del embajador de la Cúpula Central. Me considero una persona muy competitiva, y por eso siempre soy la mejor en todo lo que hago así que espero que no me subestimen—. La joven hace una pausa, fija su intensa mirada a un punto del aula esbozando una sonrisa maliciosa—. En especial es grato para mí poder estar con alguien a quien estimo mucho.

Bailey empezó a caminar hacia los pupitres sin esperar indicaciones del profesor, se detuvo justo al asiento contiguo donde estaba sentado Eiji Daigo, ahí había una chica muy linda, se trataba de la autoproclamada novia del pelirrojo quien no era tan diferente a Bailey Hofmann en cuanto a actitud, de cierta manera la mayoría de los que asistían a Utagawa compartían cierto complejo de superioridad.

El Secreto de la CúpulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora