Nadir, un chico no tan humano

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10 años

Odio tener que correr cuando cae agua, siento que voy a terminar teniendo un cortocircuito mientras mi cara se golpea en el piso.

No quería que ninguno de los dos tenga un ataque de pánico mientas seguíamos en este horroroso lugar, por lo que aceleré el paso lo más que podía.

Mi misión era ocasionar una distracción e irme inmediatamente al lugar preestablecido. Yo solo iba a ir a la sala de control e iba a apagar las luces de la sala de prueba. Esto de la alarma de incendio se me ocurrió a último momento mientras iba a rescatar a Ivar. Definitivamente no iba a irme sin él. Primero me volvería un robot.

Me habían indicado donde era el punto de encuentro, por lo que avanzaba sin dudar mucho o mirar atrás.

Izquierda. Derecha. Derecha. Otra vez izquierda. ¿O era la derecha? No, estaba bien lo que estaba haciendo.

Me concentraba para no equivocarme.

Una vuelta en falso y terminábamos muertos.

Él simplemente me seguía. Todavía estaba aturdido por la golpiza, podía ver su ojo hinchado y como se limpiaba su roja nariz con su antebrazo, pero no podía haber hecho nada.

Si hubiera intervenido probablemente tendríamos inconvenientes en el plan, y eso es lo que menos quería.

En otro caso trataría de alterar un poco la realidad diciéndole que estamos haciendo una búsqueda del tesoro (No sin antes explicarle qué es) o que necesitamos encontrar un escondite super secreto porque estamos jugando a las escondidas. Pero pronto llegarán las balas, y no quiero que ni él ni yo tengamos que presenciar una verdadera guerra.

Se que él no comprende lo que está pasando, pero no se queja en absoluto de la decisión que hice por los dos y me alegra que sea así ya que no tengo la energía suficiente para lidiar con más problemas.

Lo único que le dije fue un << Tenemos que irnos>> y sin más explicaciones no dudó dos veces en levantarse de la camilla, seguirme y ayudarme a oprimir todas las alarmas de incendio de nuestro sector.

—¿Vamos a ver las estrellas? —  La voz de Ivar me toma de sorpresa, era baja y temerosa. Eso hace que casi baje la velocidad.

Ese era su único deseo: ver las estrellas.

Recordé la primera vez que le hablé de ellas y lo fascinado que estaba.

Empecé a leer con él sobre todas las estrellas registradas por el ser humano cuanto le tocaba acompañarme a mi mantenimiento diario, mientras decidíamos cuales eran más especiales que otras.

Aunque no nos permitían salirnos del edificio, le prometí que algún día le llevaría a ver las estrellas conmigo. Cuando le dije esas palabras, no eran de verdad. Pero ahora, corriendo hacia nuestro futuro escondite, puede que esa pequeña e inocente mentira se convierta en una realidad que podremos disfrutar los dos.

—Si, Ivar — respondí lo más dulce que pude— te voy a llevar a un lugar en donde vas a poder ver muchas cosas, incluyendo las estrellas. — Lo que le dije hizo que apretara más su mano. No era una mentira, lo primero que voy a hacer con él cuando salgamos es ver por las ventanas del tren las estrellas. Empezaba a sentirme más sentimental. Lo que odié inmediatamente.

Falta poco Nadir. Me dije a mi mismo

Las intermitentes luces rojas y las alarmas empezaban a aparecer poco a poco en las demás salas.

Puedo controlar mi sensibilidad. Puedo hacer que mi cuerpo no sienta emociones, puedo parar manualmente mi adrenalina y mi ansiedad, pero no quiero hacerlo, no en frente de Ivar. Quiero que él solo vea mi lado humano, no el artificial.

No creo en el Dios que dicen mis creadores, pero en ese momento suplicaba a todos los seres que existen para poder encontrar la salida.

Izquierda dos veces. Derecha. No subas las escaleras, sigue recto.

Y como si los dioses hubieran escuchado mis súplicas, oí la voz de mi salvadora.

—¡Nadir, entra al teletransportador ahora!

✩ ✩ ✩ ✩

Me agradaba estar en una bañera con agua tibia, era la primera vez que podía bañarme sin que nadie me mirara.
Mientras me sumergía me sentía cada vez más calmado. Estaba recostado mirando el techo y tratando de no llorar.

La peor parte había pasado para nosotros, por el momento lo único que nos dieron como deber es relajarnos y recuperarnos.

Afortunadamente los demás me dejaron estar un momento sin interrupciones, Ivar se estaba bañando en otra habitación y me dijo que me dejaría en paz hasta que nos volvamos a encontrar para dormir juntos (Porque si, le pedí que nuestra primera noche durmamos juntos porque me sigue dando miedo la maldita oscuridad), por lo que solo escuchaba el sonido del agua moviéndose de la bañera.

Admito que en varios momentos soñé estar relajado por toda mi existencia: Solo sería yo e Ivar con una rutina monótona y una casa alejada del mundo en donde solo podamos ver animales salvajes y muchas montañas.

Siento que me voy a arrepentir del camino que estoy a punto de tomar, a veces porque pienso que esto va a ser mucho peso.

Pero después una voz dentro de mi cabeza me hace quitarme todas mis dudas.

Lo hiciste por él. Porque sin él, tu no tendrías un motivo para luchar.

Terminé rindiéndome contra mis sentimientos y empecé a llorar.

Las memorias de ellos (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora