Me levanto a las 5 AM cómo de costumbre. Entro al baño, cepillandome los dientes, al terminar me quedo mirándome al espejo.
No puedo quejarme de mis rasgos, la verdad. Mi piel es extremadamente blanca, por lo que cada sonrojo es muy notable. Tengo unos ojos enormes, de un color verde intenso, los cuales debo cubrir con unas gafas debido a mi miopía. Mi nariz es respingada, como la de mamá y George. Y mis labios son un poco gruesos, herencia de mi padre.
Mi cabello es demasiado lacio, largo hasta la cintura y de un color castaño claro. Lo ató en una coleta alta y me dispongo a colocarme el estúpido uniforme que nos obligan a usar. Camisa blanca, mangas largas, una corbata roja con cuadros negros, complementándose con una falta del mismo diseño y medias largas. Lo bueno es que podemos escoger los zapatos. Me coloco mis converse negras.
Este es mi último año, y de el sólo quedan unos meses. En Julio termina todo esto, vienen universidades y más responsabilidades.
Ya a las 7:00 salgo de la casa, a tomar el autobús que aguarda en el portón del condominio. Subo y tomo asiento junto a Bella, mi única amiga del Instituto.
Por si se lo preguntan, Shanaia se graduó con honores el año pasado, y ahora estudia Artes en una universidad prestigiosa.
–¿Cómo estás Liv?– Me pregunta.
¿Cómo estoy? Tendría que resumirlo. El único chico con el que surgió una conexión, me mintió y tiene novia. Obvio no dije eso.
–Estoy... Bien.– Respondo, dudosa. Los últimos días me afectaron, pero como siempre me muestro indiferente.– ¿Cómo estás tú?
–¡Súper bien! Ya te extrañaba.– Sonríe y yo también lo hago. La verdad también la extrañaba.
No hablamos hasta llegar al instituto.
Entramos y nos dirigimos a nuestros casilleros que por suerte, están juntos.
–Escuché que Evan invitará a salir a una chica en el almuerzo.– Murmura, embobada.
Evan Ciccone, el típico chico popular, que es capitán del equipo de Fútbol Americano y por el que todas, incluyendo a Bella, están babeando.
Hasta yo estuve babeando por ese chico, pero cuando estaba en mi primer año. Luego me pareció y me parece un idiota.
A Bella la conocí luego de todo eso, en segundo año. Luego de olvidarme de ese patán de origen italiano y tres neuronas funcionales. Ella, Shanaia y yo éramos inseparables, hasta que, bueno mi mejor amiga se graduó y solo quedamos Isabella y yo.
De repente escucho suspiros y “Hormonas alborotadas”, cómo les llamamos Naia y yo a las chicas (Sobretodo las porristas) cuando ven a Evan y a su grupito de ineptos. Pero cuando noto una mirada conocida volteo lentamente.
Y entonces lo veo. Se ve tan perfecto y solo usa una camisa blanca lisa, unos jeans negros ajustados, su chaqueta y Vans negras. Sus ojos color avellana me roban el aliento justo cuando me escanea con la mirada, y un leve sonrojo se posa en mis mejillas.
–Hola, Morena.– Sonríe y no puedo creerlo.
¿Que demonios hace Sean aquí?
Ahora sí se vino lo chido.
–¿Que haces aquí?– Me sorprende la seguridad con la que hablo, pero más me sorprende verlo aquí, frente a mi, en mi instituto.
Veo que todos nos miran confundidos y me tenso. Claro, ¿Quien pensaría que la chica invisible tendría a su alcance sendo Bombón?
¿Acabas de llamas “Bombón” a Sean?
Tu me entendiste.
Ríe y acerca su mano, acariciándome la mejilla. Intento separarme pero mi cuerpo parece tener vida propia.
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Olivia
Teen Fiction"Te conocí de repente, no era necesario, no lo esperaba. Quizá la vida tenía preparado un plan para nosotros, pero el tiempo no tenía los mismos planes. Ahora estamos tan lejos, y no puedo dejar de pensar en qué hubiese pasado. Ahora estás feliz con...