Capitulo VI: Pedazos de un corazón roto.

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Un mes después.

-Bueno papá, si quieres alejarte es tú problema, de todas maneras nunca has estado cerca- Suelto de repente, tratando de no llorar.

Nuestro padre nunca ha sido muy amoroso con nosotros, de hecho George lo detesta, sobretodo después de lo que nos hizo hace cuatro años.

Engañó a mamá con la "Tía Irene", la mujer a la que desde que tenemos uso de razón la conocíamos cómo la Mejor Amiga de Papá (Y ahora su actual esposa). Lo peor de todo esto es que yo lo supe desde un principio y no les conté ni a George ni a Mamá, y por más que me dijeran que no guardan ningún rencor ni nada por el estilo, sigo sintiendo culpa.

Ahora estamos en el frente de mi casa. Se supone que íbamos a "conversar", pero como todas las veces que lo habíamos intentado, terminamos discutiendo. Aunque parece que está vez fuimos muy lejos.

-Hija, es justo y necesario darnos un respiro, eso no significa que sea por siempre, o que no vaya a preocuparme por ti- Responde, un poco dolido. Suspiro ahuyentando las lágrimas que se asoman por mis ojos.

-Está bien- Digo, secamente. Se despide con la mano y entra a su ridículamente caro BMW.

Maldito dinero.

Entro rápidamente a la casa con un nudo en la garganta. George, que había estado viéndome hablar con papá, me sigue hacia mi habitación, en silencio.

-¿Que te ha dicho?- Dice, en su tono de voz puedo notar su preocupación. Niego con la cabeza y vuelvo a salir.

Bajo las escaleras con rapidez, pero me detengo en seco al llegar al salón. ¿A dónde iría? Shanaia es la única que conoce esos problemas, y justo ayer se fue a visitar a la tía Sam.

Que suerte la mía.

Se me prende el foco y tomo mis gafas, junto con el juego de llaves que mamá me había obsequiado. Me coloco las gafas a pesar de que odio usarlas y emprendo mi camino. Espero que Sean esté disponible.

"¿Estás en casa? Necesito hablar" Le escribo, jugando con mis dedos. Me responde casi al instante.

"Morena.. Eh, si gustas puedes venir." Ruedo los ojos al ver el ridículo apodo. Salgo a la calle y camino hacia su casa.

Cuando llegó estoy a punto de llorar, tocó la puerta y al segundo está frente a mi con su característica sonrisa despreocupada.

-Livvie- Dice tan alegre, pero al verme borra su sonrisa.

Trato de contarle todo con sólo mirarlo. Y parece entenderlo, porque me toma de la mano, rodeando mi cuerpo con sus brazos, mientras yo dejo salir todo el llanto que tenía acumulado.

-Ven pequeña- Susurra sin soltarme, guiando nuestros pasos hacia la casa. Ya en ella me siento más calmada, pero aún caen lágrimas por mis mejillas.

Nos sentamos en el sofá y pasa un brazo por encima de mis hombros, atrayendome hacia el. Escondo mi rostro en su cuello, con la mirada perdida.

-¿Me contarás qué fue lo que te pasó?- Susurra, pasándome un mechón rebelde por la oreja.

Suspiro. -Problemas con mi papá -Respondo al fin.- Puede sonar ridiculo e infantil, pero aún no le perdono que haya engañado a Mamá, mucho menos con una persona en la que habíamos confiado desde siempre-Murmuro.

Me escucha atentamente, a lo que prosigo.

<<Eso pasó hace cuatro años, pero aún duele, lo recuerdo cómo fuese sido ayer- Mi voz se quiebra y lo detesto. El llorar me hace sentir débil y vulnerable.

Es casi igual que cuando estás con Sean.

Por primera vez conciencia, estamos de acuerdo.

<<Hoy intentamos hablarlo, pero cómo siempre, terminamos peleando, y está vez fuimos demasiado lejos, al punto de que terminamos dándonos un tiempo- Susurro. Joder, realmente duele.

Me toma del mentón, obligándome a mirarlo. Sus ojos reflejan preocupación.

-Jamás te trataría de esa manera -Recalca, mirándome a los ojos. Su mirada baja lentamente a mis labios y está vez soy yo la que sigue el impulso de besarlo.

Lo tomo de la nuca, juntando nuestros labios con delicadeza. Es un beso dulce y suave, sus manos viajan por mi espalda hasta mi cintura, dónde aprieta sus dedos contra ella, mientras que las mías acarician el cabello erizado de su nuca.

Poco a poco los pedazos de mi corazón roto se unen. Siento que voy sanando lentamente, soltando todo lo malo.

Y lo mejor de todo, me doy cuenta de que es a Él a quien necesito, es extraño, pero en el buen sentido.

Una bonita conexión.

OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora