Overlord: La Princesa Dorada

Movimiento II: El último verano de Re-Estize (3)

Solo los dioses podían saber qué pensamientos se agitaban en su mente. ¿En serio acaba de invitar a Stronoff a tomar el té? ¿Sobre qué base es útil esa agua manchada de hojas suya? Ella podría estar tratando de congraciar las relaciones con él, o actuar como una princesa inocente, pero ¿qué le da eso? Enloquecedor.

Zanac era él mismo, completamente inseguro de qué pensar de la intrusión de su hermana. Estaba seguro de que tenía algo que ver con la recopilación de información, pero no podía poner motivos concretos en las acciones de su hermana. Gran parte de su ser era completamente enigmático, y le dolía que él fuera la única persona en ver esto. Estos sentimientos se agravaron dentro de él cuando recordó la declaración de preocupación de su padre por su seguridad.

Padre, ¿realmente tuviste que otorgarle un mayor acceso a ese falso caballero suyo? Seguro que reconoces que está enamorada de él, ¿quieres que tenga ideas? En realidad, puede que no le importe un bledo. Una pena, realmente debería casarse lo antes posible.

Zanac encontró a su padre difícil de analizar, pero sobre todo atribuyó su necedad a un amor injustificado por sus hijos. A sus ojos, Renner estaba en peligro de perder su juventud y, por lo tanto, su utilidad para la familia real como moneda de cambio política. Había visto a su padre conversando sobre su destino con pretendientes en el baile cinco noches antes.

Ya era hora. Tan pronto como salga del palacio, mejor. No puedo soportar la sensación de los ojos de ese monstruo sobre mí.

Zanac había considerado desde hacía mucho tiempo a su hermana pequeña como un horror. En el período previo a su noveno cumpleaños, se había convencido genuinamente a través de su malentendido de la necrología de que ella era un vampiro, y había aprovechado cada oportunidad para guiarla a la luz del sol. Cuando ella no logró incinerar en la mirada del día, él recorrió una serie de posibilidades diferentes, pasando varias semanas hablando con el bibliotecario, exigiendo bestiarios oscuros cada vez más complicados. Esto, al principio, parecía poco más que una fascinación juvenil ante la cara oculta del heroísmo y la batalla, y el bibliotecario Yelta abrazó la mayoría de sus necesidades. Con el tiempo creció fuera de este engaño, pero aún así nunca pudo romper la sensación desconcertante que ella emitía.

Tal vez todo sea solo maltrato y los miedos ingenuos de la infancia. Tal vez ella no es un monstruo después de todo, no he visto esos rasgos en ella desde su juventud, y quién sabe qué trucos jugó mi mente en sí misma. Todavía...

Luchó por devolver sus pensamientos al asunto en cuestión. Afortunadamente, ella ya había salido de la habitación, proporcionándole la sensación de seguridad que necesitaba para continuar.

Qué crisis tan inane. Pensar que la facción Noble colaboraría con la Teocracia para matar a Gazef Stronoff. No, pensar que la Teocracia colaboraría con la facción noble.

Zanac se rió de su broma interior, exhalando frustración y humor negro. Tomó el frasco a su lado y giró el espíritu dentro.

Los días difíciles exigen whisky fino. Dioses, qué es todo este asunto. Esto puede tardar semanas en resolverse.

Los eventos del décimo ya habían cortado un surco en su mente, y se deslizó en él, recordando lo que Gazef y sus lugartenientes habían hecho en orden.

Tras el informe realizado por un corredor a E-Rantel reclamando la presencia de los Caballeros Imperiales, partieron hacia el norte. Se encontraron con dos aldeas arrasadas, Usamsara y Delberg, solo la última de las cuales tenía sobrevivientes. Gazef ordenó a su vicecapitán Velthrop que llevara a los sobrevivientes hacia el sur hasta E-Rantel, mientras se dirigía hacia el norte hasta Carne. Allí, encontró una veintena de caballeros muertos, todo el trabajo de este "Vestido de Ainz Ooal".