𝐓𝐨𝐜𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨

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Sus dulces besos por mis labios, transmitían más de lo que yo creía, me deseaba, de eso ya no me quedaba ninguna duda. Sus dientes dejaron leves y satisfactorias mordidas que me hacían querer entregarme a ella en cuerpo y alma, podía decir que ella y yo somos almas gemelas  y eso que yo no creo en esas mierdas, pero el amor que siento por ella es algo inmenso, algo que ya no puedo controlar, siento cosquilleos solo con verla en frente.

Pero la falta de aire obligó a mis pensamientos y a mis labios separarnos de la mujer que amaba, su mirada, esa maldita mirada me decía, es más, me pedía a gritos que la hiciese mía o que me dejará ser de ella, pero ya lo era. Agarré su mano pero sus planes eran distintos, me cargó con sus brazos y me continuó besando, más bien devorando mis labios porque en ellos se notaba la sed, estaba ansiosa por beber de ella, quería dejarnos secas, exprimir todo nuestro interior en esta nuestra gran y primera noche juntas.

Y aún subida a ella llegamos vivas al segundo piso, quería entrar pero como pude me separé y me bajé, quería continuar con mi sorpresa aunque en sus pensamientos, ahora mismo no esté muy presente el romanticismo.

M: Alto fiera, en un rato me comerás, pero, ahora mismo no puedes entrar, dame unos segundos y yo misma te diré lo que puedes hacerme. - sonreí lascivamente

No esperaba respuesta de su parte, entré rápidamente y a tiempo récord encendí todas y cada una de las velas, tenía miedo por las de mi cama, esto podía acabar muy mal. Me quité el vestido quedándome en la rebeca de seda con la cual se dejaba ver algunos encajes de mi ropa interior. Fui directa a la cama y teniendo cuidado con las velas, me senté cruzando mis piernas y soltando mi pelo.

M: Señorita Paulson, no me encuentro muy bien, estoy muuy pero que muy - repetí haciendo un énfasis en la palabra - caliente, tengo muchísima fiebre.

La puerta se abrió y tras ella una sorprendida Sarah entraba, se quedó alucinando con todo lo que había montado pero, se sorprendió más cuando me vio ahí sentada con tan poquita ropa.

S: Joder cariño, esto es demasiado perfecto, te amo tanto - se estaba acercando a mi, quería darme un beso pero me aparté.

M: Para ti siempre lo mejor, pero señorita, va usted muy rápido conmigo, ¿qué pasa si se prende fuego la cama?

S: Eso significaría que mañana me pillo la baja, te voy a dejar temblando - esto último lo susurró en mi oído, dejando al final un beso -

No pude evitar reírme, ¿no se había dado cuenta de las tropecientas velas en la cama?

M: No tengo dudas de lo que me dices, pero cariño, creo que sería mejor apagar estas velas antes, porque entonces arderemos pero no de placer - continué riéndome -

Apresuradamente quité todas las velas que estaban en mi cama, tenía una mirada recorriéndome mi cuerpo de arriba a abajo, la notaba. Quería jugar con ella así que me agachaba sin motivo alguno y permanecía bastante tiempo en esas posiciones, no aguanté más cuando noté una nalgada muy potente. Unos calores empezaron a recorrer mi cuerpo, aquí empieza la fiesta.

Me incorporé y de un golpe seco me dejó tirada en la cama, se subió encima de mi comenzando a besarme salvajemente mientras yo intentaba regular mi respiración seguía con sus besos llenos de pasión, como si se nos acabase el tiempo. Intenté quitarle la camisa pero no me dejó ya que ella me quitó la rebeca para tener una mejor vista de mi sujetador.

S: Dios, nena, no sabes todo lo que me estoy imaginando - se quitó apresuradamente la camisa.

Me besó acaloradamente el cuello mientras que con sus manos intentaba quitarme el sujetador, una tarea bien difícil pero como es ella, lo consiguió, rápidamente pasó su húmeda lengua por mis pechos, con sus manos los tocaba y masajeaba a su manera, gemidos salían de mi ser mientras que con mi mano le rocé torpemente el cierre del sujetador, comenzó a succionar mi pezón derecho justo cuando yo alcancé mi meta, le masajeé como pude sus tiernos pechos pero no fue por mucho tiempo, se había apartado bruscamente dejándome confundida.

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