Sólo sabía que no había aparecido en toda la noche, que volvió en la mañana, buscó las cosas de la universidad y se fue, ignorando sus súplicas para hablar.
Y fue cuando Harry se rindió.
Se había dejado llevar demasiado por los instintos de su lobo, y los instintos no funcionaban para las personas, y menos para alguien tan poco lobo como Draco.
Mandó a la mierda a su lobo interior, quién quería que el rubio le diera atención, y también mandó a la mierda a Draco.
Acomodó las sábanas sobre la cama alrededor de él, dejando una para cubrirse hasta tapar su cabeza, para sentirse más protegido, y sólo se quedó allí abrazando la almohada.
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— Wow, llegas temprano— dijo Luna al ver al rubio entrar al supermercado, no había terminado de subir la reja de la entrada y Draco sólo había entrado agachándose, sin disminuir su paso apresurado.
La rubia frunció un poco el ceño al no escuchar respuesta por parte de Draco.
— ¿Te pasa algo? — dijo, entrando a la sala de los empleados para ver a Draco haciendo café en la cafetera con expresión seria pero con un dejo de enojo.
El chico de encogió de hombros, sin siquiera mirarla.
Luna notó las ojeras oscuras bajo los fríos ojos de Draco.
—Mira, no te he hecho nada para que estés enojado conmigo, así que te me calmas— el tono de Luna sonaba hartado, apenas había empezado el día y ella no estaba para soportar a un universitario actuando como un niño ofendido.
— Justamente, Luna, no me has hecho nada— dijo, luego de unos segundos de mirarla con frialdad—. Y por eso no te importa cómo mierda esté, ya que no es tu culpa.
Luna se mordió el labio con fuerza, en un acto insignificante para calmar su enojo.
— Estás peor que una niña en su primer celo, Black— dijo, alzando una ceja—, tu puta madre...
Y salió del lugar, más enojada de lo que había entrado.
Draco no dijo nada el resto de la mañana, haciendo su trabajo en silencio y con la misma expresión seria, casi molesta, que cargó toda la mañana.
Luna no se molestó en hablarle, la chica también estaba ofendida por la actitud de mierda de Draco hacia ella, no le había hecho nada para ser tratada así.
Pasó su turno, Draco dejó su delantal y tomó sus cosas, sin decir nada ni despedirse, caminó hasta la universidad a paso apresurado, seguía molesto, por lo que llegó un poco más temprano a su destino.
