Al zecelea capitol┇ «𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝙿𝚘𝚝𝚝𝚎𝚛, 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚒𝚍𝚘»

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Al salir del baño, vestido con una remera gris oscura y unos pantalones negros bastante holgados, con los hombros algo mojados por lo húmedo de sus cabellos, Harry fue hacia la cocina, viendo que Draco no estaba en el dormitorio.

— ¿Draco? — preguntó, viendo al rubio, de espaldas a él, sosteniéndose con fuerza de la encimera de la cocina.

— No tomaste los supresores— dijo.

Harry no contestó, no sabía qué le estaba pasando a Draco.

Draco giró un poco el rostro para mirarlo de reojo.

— Harry, ¿Sabes que acabas de entrar en celo?

Harry se sorprendió un poco, se le había olvidado completamente el tema de su celo, al punto de ignorar el por ahora leve dolor en la parte baja de su abdomen, había estado muy ocupado sintiéndose mal emocionalmente como para pensar en eso.

— Tu olor me está volviendo loco, Harry, ve a tomártelos— se notaba que Draco estaba apretado sus dientes.

Harry reaccionó y fue hasta el cuarto, donde, sobre el escritorio, descansaba la cajita con los supresores.

Decidió no volver a la cocina por agua, y en cambio fue al baño, haciendo un cuenco con las manos para tragar la pastilla.

Luego, con precaución, se asomó de nuevo en la cocina, otra vez, para ver a Draco preparar algo de comida.

Draco sintió el olor de Harry de nuevo, volteando a verlo.

— Ya los tomé— dijo el omega, antes de que el otro lo preguntara.

— Supongo que tardará un rato en hacer efecto— dijo el mayor, con un suspiro—. Siéntate, que aún debes comer.

Draco le sirvió una generosa ración de arroz, y Harry sabía que no lo dejaría irse hasta terminarlo todo.

Un poco alejado, Draco intentaba distraerse del olor del omega.

Antes, en el baño, cuando Harry había salido de bañera, Draco había visto demasiado bien su cuerpo, sumado a que su aroma dulce, de manzanas y caramelo, se había hecho más fuerte, aunque quizás era maximizando por el hecho de que el olor a tristeza de antes se había ido, dejando el dulzón.

Pero Draco no podía olvidar de unas ganas enormes que tuvo de besar al omega, y algo más.

Se preguntó si quizás, cuando decidió hacerle caso a su lobo, se había dejado llevar bastante, doblegándose al punto de hasta llegar a bañar a Harry, todo porque en su pecho, sentía la necesidad de mimarlo, y cuidarlo como no lo había hecho antes.

Y ahora, a pesar que estaba un poco más calmado, y que el olor de Harry también, sentía la necesidad de salir corriendo de aquel lugar.

Pero no podía hacerle eso a Harry ya bastante lo había afectado al irse la noche anterior.

Recordando cómo había paseado toda la noche soportando el frío de principio de invierno hasta llegar a una estación de servicio, que abría las veinticuatro horas, dónde tomó café hasta terminar de liquidar toda chance de dormirse; pero no tenía ganas de hacerlo de nuevo.

Cuando Harry terminó su comida, se volteó un poco para verlo, Draco sólo tomó el plato, diciéndole que vaya a la cama y que él iría luego de lavar.

Dicho y hecho, Draco entró al dormitorio para encontrar que Harry había acomodado las sábanas, haciendo la cama de forma prolija, para luego abrir las sábanas, aunque no se metió en estas.

— Draco, ¿Podría entrar usted primero?

Draco frunció el ceño.

— Así no podrá irse— explicó Harry, sonrió un poco—, estará entre mí y la pared.

DELTA- DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora