Capítulo II ¡Yae Miko al rescate!

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Yae Miko se encontraba fuera del palacio de Ei. Habló con la marioneta, buscando a Ei.

—Ella no quiere hablar con nadie, quiere estar sola—

Yae Miko sonrió y dijo.

—¿Crees que me interesa lo que ella quiera? Es sólo una niña terca que se esconde en su caparazón a la mínima muestra de problemas—

La marioneta la miró enfadada.

Estuvo a punto de decir algo cuando recibió un mensaje de Ei.

Suspiró y la dejó entrar al plano de Euthimia.

Ya dentro del plano, busco con la mirada a Ei.

Ella, se encontraba tapada con una manta hasta la cabeza y al rededor suyo, se encontraban muchos envoltorios y platos de los que antes, fueron postres.

—Ahora, ¿Qué rabieta estás haciendo esta vez?— Habló Yae Miko, regañandola.

Vio como por debajo de la manta, Ei contrajo su cuerpo.

Suspiró, lo que menos le serviría ahora, sería que la regañara.

«Quien diría que el Arconte de Inazuma, es como una adolescente deprimida» Pensó Yae Miko.

—Ei— la llamo, con la voz más tranquila que pudo hacer.

—Miko—Menciono ella.

—¿Podrías explicarme qué ocurre?—

—No ocurre nada—

Obviamente era una mentira, ambas lo sabían.

Yae Miko se acercó a Ei, se arrodilló para estar a su altura, puso su mano sobre su cabeza y empezó a acariciarla.

—Ambas sabemos que está pasando, así que lo mejor será que seas sincera—Hablaba lentamente, su voz sonaba tranquila y suave.

Ei se acurrucó sobre Yae Miko. Respiraba lentamente y se tomó su tiempo para hablar, ella, sentía una presión en su garganta. Quizás la tristeza quería escapar de su cuerpo.

—¿Por qué me diste esos libros?—

—Era un pequeño empujón, nunca pensé que esto terminaría así—Explicó Ella.

—Eres una tonta—

Yae Miko sintió como una vena se hinchaba en su frente.

«Paciencia, paciencia»Se repitió en su mente.

—Si, si, lo soy. Y tu una doncella enamorada— Su paciencia no duró mucho, no pudo evitar añadir un comentario de más.

Ei solo la miró sería.

—Un arconte enamorada de un mortal, que vergonzoso—Se lamento Ei.

—¿Qué tiene de malo?—Pregunto Yae Miko.

—¿Enserio lo preguntas?— Al ver que el rostro de Yae Miko mostraba seriedad, siguió hablando.—Primero que nada, daría un gran ejemplo como Arconte enamorándome de un mortal. Segundo, si todo va bien, él morirá primero que yo. No sorportaria algo como eso—Su voz tembló y sus ojos amenazaron con inundarse de lágrimas.

Yae Miko la abrazo, apoyo su mentón en la cabeza de ella y se mantuvieron en silencio por un momento.

—Para tu primer punto. ¿A quién le importa? No es como si alguien pudiera decirte a ti, a la Arconte, que tiene que hacer—Se río ella.—Y para tu segundo punto, eso es algo inevitable, todo ser morirá algún día, eso es lo que hace bella a la vida, el que a pesar de todo, aún que se acabe, el trayecto es suficiente para valer la pena. Además, ¿crees que alguien como él moriría tan fácil?—

¿Una diosa enamorada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora