Caminé lentamente, él me tomó de la mano y me jaló hacia él —yo no quiero que esto se acabe Isabela, me caes muy bien, eres la primera mujer conozco que me dice las cosas tal cual, alguien más soportaría cualquier cosa para hacerme feliz y estar a su lado. —gracias por tu sinceridad, pero lo mejor es no volvernos a hablar, ya no vayas a mi casa hoy, entre menos comunicación tenga contigo estaré mejor. —está bien, solo que yo no voy a andar con Maritza para complacerte. Me sentía destrozada pero mi ánimo se levantó cuando lo escuché decirme eso. —haz lo que quieras. No volteé a verlo. Regresé al salón y mi chocolate estaba en mi silla con una nota —hoy iré a tu casa saliendo.
Narra Fabio: en este momento ya estaba confundido, la amiga de Maritza estaba enamorada de mí y yo no sentía nada por ella, solo la veía como una amiga y nada más, lo raro era que no quería separarme de ella, algo me decía que debía estar con ella. Aquella tarde fui a mi casa por mi motocicleta, pensé que al verme así podría llamar la atención de Isabela, nadie tenía una moto, pero me sentía estúpido porque diablos necesitaba sentir la atención de Isabela, que me importaba tanto su opinión sobre las cosas que hacía. Llamé la atención de muchas personas excepto de la que quería, Isabela no me dijo nada, me vio como a cualquier persona con una motocicleta como si fuera algo normal para ella. —te dije que vendría hoy. —ya mañana es el examen y no hemos hecho nada. —lo sé pero tranquila Isabela, lo pasaras yo no. —el chiste es que ambos lo pasemos. —yo me conformo con la mínima calificación pero necesito que tú lo pases. —ay, ¿entonces no vienes a estudiar? —solo explícame lo que creas que es más importante. —todo es importante.
Estuvimos varias horas yo le prestaba atención a todo lo que me decía para no hacerla enojar, me agravada y no quería perderla, cada vez que decía que resolviera un ejercicio sentía que me miraba, levanté la mirada para tomar el borrador y vi que me miraba -¿son figuraciones mías o me estabas mirando? Se puso nerviosa porque tardo en responderme —claro que no, ponte a hacer los ejercicios que sino no le vas a entender.
Pasaron varias horas, no las estábamos pasando bien ella me contaba cosas de Maritza, que me aburrían solo quería escucharla a ella, que me contara sobre ella y nada más, me daba igual lo que pasara con los demás. Me puse a pensar que era lo que pasaba, de la única persona que me interesaba era Maritza y me da igual lo que fuera de su vida. —alto Isabela, ya no hables de Maritza, cuéntame de ti. -¿de mí? —sí, cuéntame que es lo que más te gusta. —casi no hay cosas que me gusten. —Isabela ¿Cuál es tu preocupación? Ya sé que te gusto y eso no se puede cambiar. -¿quieres decir que yo te gusto? —no lo sé, es mejor que me vaya, nos vemos mañana en el examen.
Nos vimos los dos al otro día, ambos nos alegramos en vernos, yo me acerque a ella y le di un abrazó —suerte Isabela. Apretamos las manos, no queríamos separarnos, queríamos estar juntos, era algo difícil de explicar porque Maritza era la persona que me interesaba y no ella.
De esquina a esquina estábamos solo ella, el maestro y yo. Ella había terminado el examen antes que yo, yo todo el tiempo me la pase viéndola, sabía que iba a reprobar el examen, quedaban 15 minutos para terminarlo y llevaba nada, comencé a hacerlo todo era como me lo había explicado Isabela, rápido lo entregue.
Narra Isabela: esperaba a que me entregaran mi examen, me sentía mal por Fabio, sabía que lo iba a reprobar y no lo había ayudado, al verlo salir me dijo —gracias. Me abrazó, me sentí querida. Salió el maestro felicitó a Fabio por haber sacado todas bien en su examen, me imaginé que yo también lo había aprobado igual que el —Isabela, no entiendo que fue lo que te paso, sacaste 0. -¿Qué? Dije sorprendida y enojada. —si Herrera, tienes 0, pero como vi que hiciste que Fabio sacara 10 tú también lo tendrás. —no puede ser. Rompí mi examen frente a Fabio y al maestro. No quería que me pusieran una calificación que no me había ganado, y no podía creer como Fabio había salido bien en su examen, creí que había cambiado los exámenes pero recapacite porque el mío tenía nombre con tinta roja y el de el en azul. Salí muy enojada de la escuela, Maritza me detuvo para preguntarme que había sabido de Fabio —lo que quieras saber pregúntaselo a él, ya no me digas nada. La deje hasta llegar a la salida.
Fabio fue detrás de mí, me tomó de la mano, el cielo estaba nublado iba a llover -¿Qué quieres ahora? —siento mucho lo que te paso, pero no logro entender cómo es que lo reprobaste. —ya vete de aquí. — ¿no te da gusto que haya sacado 10? ¿Eso querías tú? —si pero no... quería que ambos lo pasáramos, no quiero verte nunca. — ¿enserio? a mí me daba igual si pasaba el examen lo único que quería era estar junto a ti. Me sentí amada, sus palabras sonaban tan sinceras que no sabía que responder —adiós Fabio. En ese instante comenzó a llover, las frías gotas de agua me hacían sentir peor, el me jaló con todas sus fuerzas —detente Isabela. Me tomó de la cintura y comenzó a besarme, no quise detenerlo porque era lo que yo quería desde hace mucho tiempo. Nos miramos fijamente él sabía que estaba haciendo lo incorrecto, me fui sin decirle nada esta vez no me detuvo.
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Volverte a ver... porque el amor nunca se acabo
RomanceVolverte a ver... porque el amor nunca acaba Transcurren los años 70's en Santiago de Chile, esta es la historia de Isabela Herrera una joven de 17 años. Ella enfrentará al amor como nunca antes lo había vivido con dolor, alegría.