Nos miramos -¿A dónde vamos? Pregunté. –yo quiero ir a la playa. –vamos. Corrimos juntos tomados de las manos, caímos en la orilla del mar yo estaba encima de ella, nos miramos sin decirnos algo, ella me sonrió y la besé tan apasionadamente, como si fuera el ultimo de mis besos para ella, rodamos hasta estar en el mar. A lo lejos había alguien, no hicimos caso y seguimos disfrutando de nuestro gran amor que teníamos.
Nuestros momentos felices como pareja comenzaban.
Narra Isabela: su amor me hacía olvidar a Fabio y a Maritza, dejé que ellos disfrutaran de su relación yo ya tenía al amor de mi vida. Ya nadie les iba a estorbar para que su relación funcionara. No quería dejar de besarlo, sus besos me hacían olvidar todo lo malo que un día pasé.
Pasamos todo ese día juntos, la noche llegó, nos acostamos en la arena, vimos las estrellas, toqué su mano y suspiré -¿Qué te pasa amor? –me pasa nada, estoy feliz estando contigo, sabes algo nunca me la había pasado tan bien como hoy. –igual yo, siempre voy a recordar todos estos momentos que pase a tu lado. –yo igual, siempre estaré pensando en ti, pero no entiendo ¿Por qué estamos diciéndonos esto? ¿No es una despedida acaso? –claro que no, nuestro amor no se pueden ir como la arena en el mar. Sonreí. No nos dijimos nada por unos minutos miramos las estrellas. –creo que ya debemos irnos Isabela, tus padres estarán preocupados salimos desde muy temprano. –ellos tienen como 50 años apenas recuerdan mi nombre, pensaran que estoy allí. – ¿Cómo puedes decir eso Isabela? Dijo sonriendo. –hay que quedarnos otro rato, hasta que se vayan las personas que están allá, quiero estar solo contigo. –está bien, pero si tardan mucho nos vamos, ¿sale? –bueno, te haré caso si me das un beso como el que me has dado en la orilla de la playa. Me besó varias veces, no pudo lograr el beso que me había dado –no me gustan tus besos. Dije muy seria. -¿Por qué? Me preguntó espantado. –es que me das varios pero ninguno me satisfecho como el de hace rato. Él sonrió como si le lo hubiese dicho bromeando -¿de qué te ríes? –por lo que dices. –es verdad, yo nunca bromeo. Me tomó muy suavemente de la cintura y me besó, su beso era tan tierno que superaba al otro, yo besaba su cuello, con mis manos lo tomaba de la espalda. Él se quitó su camisa, yo quería que siguiera continuando pero no estaba segura así que lo detuve -¡alto Ernesto! -¿Qué pasa? –no estoy segura de hacerlo. -¿hacer qué? Yo solo me quite la camisa porque tenía calor, ¿pensaste que tendríamos relaciones? Estaba muy apenada –si... -Isabela cuando tengamos relaciones es porque ambos queramos, no va a ser solo porque yo quiero, debemos disfrutar de nuestro amor. –por eso te amo más Ernesto, eres un buen hombre. –no soy un buen hombre si pensaste que quería tener relaciones contigo, creo que es mejor que regresemos a casa. –lo siento si te ofendí, perdóname. –no te preocupes, no me ofendiste, pero ya debemos ir a casa. Me sentí aliviada no quería tener problemas con el apenas llevaba tan poco tiempo nuestra relación y no quería echarla a perder. Lo besé, puse todo mi amor en ese beso para que el sintiera que en verdad lo amaba, que sintiera que mi amor por él era lo mejor que me pudo haber pasado.
Fuimos a casa, me llevó hasta la puerta, se fue dándome un beso. Busqué a mis padres pero no estaban, fui al bar para ver si ellos estaban allí, vi que alguien salió de la habitación de Ernesto, creí que era el, me relajé para que me tomará de la espalda, pero lo hizo. Volteé a ver porque me había tocado con su dedo, era Daysi –hola Daysi. Ella no me saludo –eres una chica tonta. -¿Por qué lo dices? –desde que te vi, quise decírtelo pero mi hermano me lo prohibió. -¿Qué cosa te prohibió? Dime. –no puedo decírtelo Isabela. Dijo muy angustiada y avergonzada. –si no me lo dices se lo voy a tener que preguntar a Ernesto. –puedes preguntárselo pero él te negara lo que me dijo, él te negara que solo te está utilizando para darle celos a mi amiga. Se cubrió la boca con sus manos. No podía creer lo que me había dicho, como podía ser que el mejor hombre que había conocido hasta ahora fuera un patán, estaba muy desilusionada. No le respondí a Daysi, busqué a mis padres en el bar, al verlos decidí subir a la habitación y dormir.
ESTÁS LEYENDO
Volverte a ver... porque el amor nunca se acabo
RomanceVolverte a ver... porque el amor nunca acaba Transcurren los años 70's en Santiago de Chile, esta es la historia de Isabela Herrera una joven de 17 años. Ella enfrentará al amor como nunca antes lo había vivido con dolor, alegría.