Capitulo 2 parte 5

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Me había roto el corazón pero tal vez lo merecía de alguna forma yo también lo utilice para olvidar a Fabio, respiré muchas veces tratando de relajarme para no llorar. –soy una estúpida, como no puede darme cuenta que un hombre como él se fijaría en mí, ¡cómo! Sentí algunas lágrimas en mi rostro, no quería llorar por una persona que no valía la pena. Cerré los ojos para tratar de dormir.

Cuando desperté, no salí, no tenía ganas de ver a alguien, de pronto alguien comenzó a tocar la puerta, sabía que era él, Ernesto era la única persona que iba a visitarme, tomé un vaso de agua y se lo tiré –no quiero volver a verte. Dije sin mirarlo. Tocó varias veces, no quería hablar con él, pero seguía haciendo ruido y mis padres podían levantarse y me preguntarían lo que sucedía.

-¿puedes dejar de estar molestando? Dije muy enojada. –que paso, que te he hecho para que me trates tan mal. –nada y todo a la vez. –no entiendo, quiero que me expliques. Dijo muy serio. –no te voy a explicar nada, vete no quiero que mis padres se despierten, por favor vete luego hablamos.

Cerré la puerta, de todo el amor que tenia de él ya quedaba nada. Caía al suelo como nunca pensé, sentí que ya no podría levantarme después de este gran golpe. Lloré muy despacio para que el no escuchara por si estaba detrás de la puerta. Después de varios minutos creí que debía darle una lección para que no les hiciera lo mismo a otras chicas, lo iba a utilizar para olvidar a Fabio y terminaría con él esa noche. –voy a jugar contigo, aun no has ganado.

Salí muy relajada, toqué su puerta con una sonrisa. Daysi me abrió la puerta –necesito hablar con Ernesto, ¿le puedes hablar? –por favor no le comentes lo que te dije ayer. Ernesto estaba detrás de ella. -¿Qué has dicho hermana? –estamos los tres, es momento de aclarar las cosas. Seguía mi venganza en pie. Daysi comenzó a ponerse nerviosa y me miró a los ojos, los ojos de ellas estaban brillosos, tenía ganas de llorar. –te estoy esperando Daysi. –mentí Isabela, mentí. Corrió afuera llorando. –déjala Ernesto. –no entiendo ¿Por qué dijo que mintió? –ignórala, no pasó nada. Quiero que me perdones y olvidemos todo lo ocurrido. -¿Por qué quieres que te perdone? ¿No estoy entendiendo nada? Explícame no me gusta que me oculten las cosas. No sabía si decirle a Ernesto la verdad, ya que provocaría problemas entre ellos, no quería que él se desilusionara de su hermana, pero tampoco quería ocultarle las cosas. –siéntate ahora te explico todo. Comenzamos a hablar le conté todo hasta lo que planeaba hacerle. –ya que sabes todo creo que lo mejor será que ya no sigamos, yo no confié en ti, no creí en tu palabra, me deje llevar, perdóname. Caminé sabía que lo había perdido y me dolía demasiado pero me lo merecía por ser despiadada con un buen hombre. No quería que me perdonara, era lo mejor, no merecía su amor, su confianza. Abrí la puerta y él me tomó de la mano, no había dicho alguna palabra. –detente aun no te vayas. –debo irme, perdóname. –eh dicho que te quedes. Dijo muy serio. -¿para qué? Para hacerte sentir mal. –no pongas palabras en mi boca, por favor, quédate yo necesito pedirte a ti una disculpa por lo que te dijo mi hermana, olvidemos todo, no quiero que por una mentira se arruine nuestro amor. –prometo no volver a hacerte enojar. Nos besamos.

Salimos de su casa, tomados de la mano, estaba tan feliz a su lado. Estuvimos todo el día afuera, ya no era necesario que les dijera a mis padres lo que ocurría ya sospechaban que estaba enamorada de Ernesto. Nuestro lugar favorito era estar en la playa, aquella tarde no había nadie en la playa. La puesta del sol era maravillosa, y estando a su lado era mejor. No teníamos ganas de besarnos solo queríamos estar juntos, había una paz dada por parte de ambos.

Regresé a casa me metí a bañarme para ir con Ernesto al baile del bar por su aniversario. Yuridia platicaba con Gabriel –nos la pasamos bien estas vacaciones, espero que se vuelvan a repetir pronto. –ya pronto volveremos, solo que aquí ya no. -¿Cuántos días estaremos más aquí? –no lo sé, tres a más tardar 4 días. –mañana le diremos a Isabela, para que le dé tiempo de comprarles recuerdos a sus amigas. –tú te encargaras de eso, oye bajemos al bar. –Gabriel ya hemos tomado mucho estos días. –estamos de vacaciones Yuridia, venimos a divertirnos.

Salí del baño y me vestí lo más rápido que pude, quería impresionar a Ernesto. Hoy todo cuadraba, afuera una luna brillante, un viento agradable, y un ánimo excelente para disfrutar de la noche.

Yo pasé a su casa, el salió yo quería impactarlo pero ocurrió lo opuesto, estaba tan apuesto, tenía que cuidarlo de esas que quisieran quitármelo.

Salimos tomados de las manos, todos nos mirábamos por primera vez ambos éramos el centro de atención de una fiesta era algo difícil y raro de creerlo. –estoy nerviosa Ernesto. –tranquila, si ambos nos ponemos nerviosos no vamos a ganar. -¿ganar? –si ganar el concurso de baile. Poco a poco fuimos sacando a varias parejas hasta que nos sacaron a nosotros, un tercer lugar fue bueno para los favoritos.

Cuando nos sacaron lo besé, había dejado a más de uno con la boca abierta, todos comenzaron a aplaudir me sentí feliz. Corrimos juntos hasta la playa él me tocó la cintura al igual que yo, él me sonrió trataba de decirme algo pero no quiso solo me besó, sus labios trataban de decirme algo pero no sabía que. Lo miré a los ojos, el agachó la mirada -¿Qué pasa Ernesto? –nada, hay que disfrutar de la noche, de la vida, de nuestro amor.  Me besó apasionadamente, más que la vez que estuvimos aquí, el comenzó a besarme el cuello, yo le quitaba la camisa poco a poco, él se detuvo para preguntarme -¿estas segura? –si lo estoy. Tiramos la ropa de ambos y la pusimos debajo de nosotros. Tuvimos relaciones esa noche.

Volverte a ver... porque el amor nunca se acaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora