La fecha crucial se acerca junto con la casi imposible misión de encontrar y destruir los restantes Horrocruxes.
Dejando atrás a toda su família en busca de protegerlos, Lyra solo deja una carta informandoles un poco la situación y esperando que nin...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡AH, HOLA, MAFALDA! -saludó Umbridge- Te ha enviado Travers, ¿verdad?
-¡S...sí! -chilló Hermione.
-Bien, creo que servirás -y se dirigió al mago de la túnica negra y dorada- Ya tenemos un problema solucionado, señor ministro. Si Mafalda se encarga de llevar el registro, podemos empezar -consultó sus anotaciones y añadió- Para hoy están previstas diez personas, y una de ellas es la esposa de un empleado de la casa. ¡Vaya, vaya! ¡También aquí, en el mismísimo ministerio! -subió al ascensor y se situó cerca de Hermione; asimismo, subieron los dos magos que habían estado escuchando la conversación- Vamos directamente abajo, Mafalda; en la sala del tribunal encontrarás todo lo que necesitas. Buenos días, Albert. ¿No bajas? -miro a Lyra- Elizabeth, querida ¿Que haces aquí?
Lyra se dio cuenta que Elizabeth en realidad era ella. ¿Que se suponia que tenia que decirle?
-Necesito que haga algo para mi -se apresuro a decir Harry- Tenemos que bajar.
Lyra suspiro cuando salió del ascensor.
-¿Qué lo trae por aquí arriba, Runcorn? -preguntó el nuevo ministro de Magia.
El individuo, de negra melena y barba estaba parado frente a ellos. Lyra noto que el ni siquiera la había mirado.
-Tengo que hablar con... -comenzó Harry- Arthur Weasley. Me han dicho que está en la primera planta.
-Hum -repuso Pius Thicknesse- ¿Acaso lo han sorprendido relacionándose con algún indeseable?
-No, qué va -respondió Harry- No...no se trata de eso.
-¡Ya! Pero sólo es cuestión de tiempo. En mi opinión, los traidores a la sangre son tan despreciables como los sangre sucia. Buenos días, Runcorn. ¡Grey, ven conmigo!
Lyra y Harry compartieron una mirada antes de que ella siguiera al ministro. Thicknesse no hablo hasta que llegaron a su despacho, Lyra se dedico a recorrer el despacho con su mirada en busca de algo sospechoso.
Thicknesse se sento en su escrito y se inclinó para servirse un poco de whisky de fuego.
-¿Que haces aquí, Grey? -preguntó llevandose el vaso a la boca- ¿Te aburriste de tu estúpido marido? La última vez te dije que no volvieras a menos que...
Por el aspecto seductor que Pius Thicknesse tenía, Lyra supuso que eran amantes o algo demasiado parecido.
-¿Vas a quedarte ahi, Elizabeth? -preguntó de nuevo mirando su cuerpo sin nunguna discreción.
Lyra de quejo internamente porque siempre le tocaba lidiar con estúpidos; el traje que tenía puesto Elizabeth Grey era muy favorecedor a su figura y eso siempre atraía a los estupidos.