Capítulo Veinte

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Tomás Cuervo.

Un nombre muy peculiar para un hombre exactamente igual de peculiar.

Estudió en Frezio. Obviamente, unos años antes que nosotros.

Tomás era un niño muy inquieto. Pero, con muy buenas calificaciones. En opiniones dadas por maestros, tiene anotado "Un niño muy brillante, muy perspicaz pero sumamente revoltoso."

Me pregunto exactamente qué lo conecta con nosotros o por qué es que estaba en la sala ese día.

- ¿Hay algo?- pregunta Matías.

Yo niego con la cabeza y suspiro. Es inútil. Tengo su todo su papeleo escolar y sigo sin hallar nada.

Nos encontramos en la biblioteca de Frezio y tengo que decir, que es un lugar muy silencioso. No se oye ni una sola alma por aquí. De vez en cuando tengo que voltear a ver a Matías para comprobar que está aquí.

Bajo los papeles que tengo en frente de mi y observo cómo Matías circula la biblioteca en busca de algo. Se mete a la sección: Misterio y terror. Yo me agacho en la mesa para descansar un momento la vista cuando escucho que me habla.

- Maree, ven.- dice en susurro.

Me acerco a él y veo que está en cunclillas así que hago lo mismo.

- ¿Qué vemos?- digo, dubitativamente.

Señala hacia abajo, al primer piso de la biblioteca que se ve por el balcón transparente que tiene cada piso. Ahí, vemos a Tomás y él de cierta forma siente nuestras miradas y voltea a vernos. Pero, Matías es más rápido y nos pega a los libreros para que no nos vea.
Yo pierdo el equilibrio y caigo sobre mis pompas en el piso. Matías se ríe y le hago una mueca.
- Que burra está mi hermana, ¿no lo crees?- sigue riendo.
"Hermana" Es un buen apodo.

Nos levantamos y regresamos a nuestros lugares, cuando vemos que Tomás está recargado en la mesa del escritorio en donde estaba y sostiene sus propios papeles de admisión.

- Vaya, tengo admiradores.- Baja los papeles y nos voltea a ver.- Claro que, los métodos para obtener información de mi son un tanto ilegales. Pero me agrada la astucia. Tienen puntos por eso.- cruza los brazos.

Su cabello lo mantiene igual de largo que aquel día que lo vimos por primera vez y tiene una cara alargada. Es muy alto y delgado, aunque no demasiado. Se viste con zapatos de vestir, jeans y camisa de vestir negra. Su expresión es pasiva pero algo burlona.

Posa su mirada sobre la mía unos segundos y luego en la mirada de Matías.

- ¿Les comió la lengua el gato o qué?- dice, para intentar hacernos hablar.

Matías y yo nos volteamos a ver.

-¿Qué haces aquí?- pregunta Matías.

Él no se inmuta por la pregunta y responde igual de tranquilo que hace unos minutos.

- Yo soy el que debería de hacer las preguntas. Pero, ya que me lo preguntas...hay un evento de ex-alumnos aquí en Frezio y siendo ex-alumno, claro que vine. -

-¿Por qué no le dijiste a Catalina que estábamos ese día en el cuarto?- le pregunto así sin más.

Él me ve, sorprendido. Después se acerca lentamente a mi.

- Te pareces mucho a ella. Siempre haciendo preguntas de absolutamente todo. Pues, respondiendo a tu pregunta, me dió curiosidad conocerlos. A ambos. Su pasado es tremendamente interesante, ¿sabían?-

Tomás toma mi cabello para examinarlo y Matías le quita la mano lentamente pero con determinación.

- No, no sabíamos ¿Por qué es que es interesante?- pregunta.

Querido hermano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora