Capítulo Doce

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Nota: Una verdadera disculpa por la tardanza, no les voy a mentir, quería desarrollar más a mis personajes y estuve pensando en cómo hacerlo, me tardé un poco, pero intentaré ser lo más constante posible.
Gracias por todo el apoyo. ✨

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Semana Frezio. Una semana bastante atareada pero muy divertida. En realidas son dos semanas, pero se le dice así por costumbre. Se trata de torneos estudiantiles en toda categoría (deportes, ciencias, ciencias sociales, etc) que se divide en eliminatorias, semifinales y finales ¿El premio? Los ganadores viajan a Europa o a Estados Unidos dependiendo de su desempeño y sus habilidades. Y yo tengo un resfriado del tamaño del mundo. Bien.

Sabemos que el país no es bueno en su nivel deportivo ni educativo por lo que Frezio organiza estos torneos para lograr darle una oportunidad a las personas que se destacan en alguna disciplina de llegar más lejos.

Yo decidí participar en la disciplina de artes marciales ¿qué puede ir mal? Mucho...

Pero ¿qué puedo perder?

Sólo un brazo o un pie, pero de ahí en fuera, nada. Nada que no se pueda arreglar.

Digo, después de todo, tengo experiencia de dos años en artes marciales mixtas, de algo puede servir.

Me encuentro en la sala de práctica de arquitectura de la universidad, haciendo una lámina de dibujo técnico que me está llevando miles de horas en perfeccionar. Son las 9 pm y comencé a las 5 p.m.

¿Te mencioné que soy perfeccionista? Sino, discúlpame porque soy de esas niñas pesadas que hacen las cosas tres veces si en una no queda perfecto.

Eso y que mi maestro de dibujo técnico sea el hombre más estricto que conozco, no ayuda nada a mi ansiedad además de que mi lápiz parece tener vida propia y moverse a donde quiere.

- Basta! – doy un pequeño grito.

Dejo el lápiz en mi mesa (más bien, lo azoto) y me paro de mi lugar para dar vueltas sobre el lugar. Está vacío. Que bueno que así sea, porque cualquiera que hubiera visto mi enfurruñamiento me hubiera tachado de loca, maltratadora de lápices y mobiliario de la escuela.

No he estado muy bien que digamos, las sesiones con mi psicóloga, en línea, sinceramente me dan un poco de pereza. He intentado realmente interesarme por lo que me dice o lo que quiere darme a entender, pero no logro escuchar nada de lo que me dice.

Siento que vuelve a ser todo como era antes. Me siento como una loca por pensar en lo que pienso.

Por pensar que mi hermano mellizo que murió hace años sigue vivo y de alguna extraña razón quiere acercarse a mi. No lo entiendo.

Empiezo a agacharme para recoger mi lápiz cuando veo por el rabillo del ojo una sombra moverse. Seguramente es un coche estacionándose o algo así.

Me levanto y la sombra vuelve a moverse.

No hay coches de este lado porque no hay estacionamiento de este lado. Alguien está ahí.

Finjo que no me inmuta en los más absoluto que alguien esté afuera del salón de arquitectura en un viernes a las 9 pm y salgo del salón lentamente.

La sombra se mueve de nuevo y esta vez estoy segura de que se trata de una persona porque comienza a caminar por el pasillo a paso apretado.

Decido seguirlo.

¿Por qué? Porque soy tonta.

Por eso.

Nadie, en su cordura, seguiría una sombra y mucho menos una mujer se pondría a perseguir a la sombra de un hombre en plena noche.

Pero aún así lo hago.

¿Por qué?

Porque soy tonta.

Esto es justo lo que le diría a la protagonista de cualquier película de terror que no hiciera, pero sólo hasta que lo vives sabes por qué ella lo hace.

Aprieto el paso, al mismo ritmo de la sombra y cuando estoy a punto de alcanzarlo, veo que dobla en una esquina y desaparece de mi vista al doblar la esquina al mismo tiempo.

¿Pero qué...?

Sigo por el pasillo, desconcertada, cuando veo un papel tirado en el suelo.

"Miras allá, miras acá... más no encuentras nada por estar buscando en el lugar incorrecto. TC"

¿Qué es esto? ¿Una serie adolescente con el peor guión de la historia?

- ¡Al menos podrías haber escrito algo original! – grito a la nada.

¿Mirar qué? Ni he visto nada.

Guardo el papel en mi bolsillo y regreso a mi salón por mis cosas de dibujo técnico cuando vuelvo a sentir a alguien detrás de mí y me volteo instintívamente con cara de pocos amigos.

- ¡Woah!...tienes una cara...parece que viste a un fantasma...o ya sabes, a tu ex.- se ríe Pablo mientras relajo el semblante.

- Perdona, es que está solo este edificio y hace rato vi una sombra y me espanté un poco.

- No me digas que eres una niña pequeña que no aguanta hablar sobre terror o fantasmas.

Voleto los ojos.

- Claro que soy una niña, pesado. Igual que tú. – lo empujo, amigablemente y lo despido con la mano mientras salgo del salón.

Pablo está en mi misma área, por lo que nos la pasamos la mayoría del tiempo juntos en clase. Solo... a veces se me olvida un poco su existencia.

Querido hermano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora