Capítulo tres

23 6 0
                                    

Alpes
Boa
Cardo
Dalí
Son los cuatro edificios que pertenecen a los alumnos.

Me explicó Mateo que los habían nombrado inicialmente como A, B, C y D. Pero, por un conflicto de originalidad, decidieron cambiarlos. Patrick me explicó que él era parte de Cardo cuando asistía a Frezio.

Llegamos por fin a mi habitación. Para transportar el carrito con mis cosas hicimos uso de un elevador bastante ancho, Mateo me dijo que el elevador solo se ocupaba para compras que hacían los alumnos que requerían de carritos y para los alumnos de nuevo ingreso.
Tiene una llave especial para activarse.

El edificio cuenta con dos pisos muy extensos que en total tienen 250 habitaciones repartidas con dos alumnas tanto de preparatoria como de universidad, cada una.

- Tu habitación es la C-70, con una de las mejores vistas.- dice Mateo.

El cuarto es bastante grande, pero no enorme. Tiene dos closets de cada lado de tamaño intermedio y un librero justo de un solo lado que está un poco oculto en un pequeño pasillo que oculta uno de los closets. Ya sé que lado elegir. Noto que no hay cosas de ningún lado así que pongo mis cosas inmediatamente en el pequeñín corredor.

-¿Sabes quién va a compartir conmigo la habitación?- pregunto a Mateo.

- Hum... 

Voltea un letrero que está a lado de la puerta y al que al parecer, yo no note.

- Celia Cruz, ese es su nombre. - me dice- Bien, voy a dejar tus cosas, si necesitas ayuda en cualquier cosa dime a mi o cualquiera que tenga un logo de la escuela-una F, rodeada de lo que parece lavanda-. Procura no pedir información a otra persona, por aquí les gusta gastar bromas seguidamente. - sonríe al tiempo que deja todas mis pertenencias y se va. 

Noto como su cabello negro tan relamido que se veía al principio, comienza a verse un poco desordenado.

No me imagino las próximas cargas que le esperan.

Patrick pasea un poco por la habitación y se acerca hacia la ventana.

- Maree , sí que tienes una buena vista.

Me asomo.

Hay una sala de estar rodeada por pura naturaleza, llena de lavanda, que está Justo al centro de todo el edificio, se ve muy bonito por el domo que permite entrar toda la luz y las chicas que pasean por ahí, se ven muy felices, a la expectativa de un nuevo año.

Me pregunto que se sentirá.

Cuando terminamos de ordenar un poco mis cosas, Patrick me ofrece pasear un rato por el campus y yo accedo.

- ¿Qué te digo? Esperaba que no te fueras tan rápido de la casa- me dice después de comprar un capuchino.

- Oye, todavía dependo en su mayoría de ti, no te haz librado. - le recuerdo.

Emite un quejido.

- Tenía la esperanza de que sí.- me voltea a ver.

Sus ojos parecen un poco cansados, su cabello no está del todo arreglado y aunque quiere ocultarlo parece bastante afligido.

Sé que mi marcha le hace feliz en cierta parte porque le gusta que tenga esta oportunidad para estudiar. Pero también sé que estará la mayoría del tiempo solo, porque tiene su trabajo y a mis abuelos tal vez los visita dos o tres veces a la semana. Seguramente ahora los visitará muy seguido.

Nos reímos y platicamos un rato y al cabo de treinta minutos se despide de mi, me desea suerte y me da un beso en la frente.

- Suerte cariño. - me abraza por última vez y se va.

Sé que está recuperado de todos los traumas pasados, pero de cierta forma le ayudada que yo estuviera ahí, lo mantenía ocupado y distraído de lo que en realidad debía concentrarse.

Sé que no ha querido tener pareja en los últimos años, pero la verdad es que me gustaría que encuentre a alguien en estos meses, para vivir sus 50 lo mejor que pueda.

Regreso un poco lento a mi edificio, tal vez debería ir a explorar un poco, pero la verdad prefiero acabar mis cosas en la habitación primero y después me doy un paseo por ahí.

No busco tener demasiados amigos, solo los justos mínimo para pasar estos 3 años con quien poder ir por un café o visitar el pueblo.

Querido hermano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora