James detalló a Giselle, quien le cantaba a sus trillizos alguna canción que ella misma había escuchado, se cuestionaba cuando fue que terminó aceptado aquel sentimiento por la pelirroja, pero sabía que tenía mucho que ver con sus pequeños demonios...
La decepción en la cara de James era clara, saber que hogwarts estaba hecho una mierda le hacía cuestionar si el sistema ya estaba así desde hace años o era algo nuevo, pero tomando en cuenta el favoritismo estaba más que claro que marcado, así que le hacía cuestionar la cordura de los profesores. Observo a su hijo, Harry estaba sentado terminando su tarea, Flor a su lado le preguntaba algunas cosas, aunque estaba más que claro que no solo le cuestionaba acerca de la tarea, talvez también sobre la escuela misma.
- Harry - le llamó, mientras se acercaba a donde estaban sus hijos
- Hola papá - saludo encantado el menor, para después mirarle - ¿Ocurre algo?
- Yo quisiera hacerte unas preguntas respecto a Hogwarts - expresó el mayor
Los orbes verdes de su hijo le miraron llenos de curiosidad. Comenzó a preguntarle acerca de la escuela, las clases y los profesores, y para dolor de James, tenía que aceptar que la escuela que tanto amo, estaba estancada en lo desactualizado. Se horrorizaba cada que escuchaba lo que su hijo le tenía que decir, no podía creer lo ciego que estaban todos, porque incluso, sentía que él mismo había fallado.
Cuando Harry terminó de contar todo, James suspiró.
- Papá - llamó Flor, causando que el azabache le mirara - ¿Qué harás?
- Voy que poner las cartas sobre la mesa - aseguró, mientras se colocaba de pie y tomaba su túnica - Creo que es momento de que Hogwarts vuelva a la gloria
Sus hijos le miraron, no era tanto, él era un sangre pura y como tal; tenia que asegurar el futuro de sus hijos, que tuvieran una buena educación, pero para eso, tendría que sacar esa vena Slytherin que ansiaba por salir, y que él con gusto dejaría que dominara.
- ¡Expecto patronum! -
Un luminoso ciervo apareció, su voz salió tan malditamente potente y serio.
- Reunión de herederos en veinte minutos - dijo
Cuando el patronus se perdió, James llamó a Dobby, y le ordenó que cuidara de sus dos hijos en lo que él regresaba.
- Dobby cuidara de los amos - aseguró el pequeño elfo
- Gracias -
Y sin más, salió. Tenia que arreglar todo aquello antes de que perjudicara aún más la educación y el futuro de sus hijos y sobrinos.
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James pudo apreciar como su hermana y cuñado aparecían frente al Wizengamot, quienes estaban listos para empezar, parecía ser que los patriarcas Black tenían casa llena, pues no dudaban que todos los que se llevaban y eran buenos amigos, hubieran llevado a sus hijos para estar acompañados.
