𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐓𝐫𝐞𝐬: 𝐄𝐥 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐃𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐀𝐧̃𝐨𝐬

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La disputa que se llevó a cabo por las ganancias de aquellas absurdas historias provocó que fueran a juicio privado, generando así que las casas nobles habían apoyado la decisión y todos estaban de acuerdo con el hecho de que Dumbledore tenía que devolver el dinero, pero cuando había tratado de llamar a Dumbledore este se negó a ir a juicio, ya que, según él, no había hecho nada malo.

Ahora estaban todos terminando el local de la editorial. Luna había decidido que el enorme edificio tuviera grandes ventanas para que la luz natural fuera de gran ayuda, así que todos había seguido los planos que entre Remus y Luna había elaborado durante aquellas tardes de verano, así que cuando la librería y editorial comenzó a laboral, logrando así una gran apertura y que los niños y jóvenes tuvieran más acceso a la información que no podían costear en algunas librerías., pero ahora James estaba caminando por el ministerio, recordando todo lo que había estado viviendo en aquellos años y meses.

Cuando Lily había muerto, sintió que se estaba ahogando en un vaso de agua, pero una mano siempre se aferraba a la suya y después otra mano también se sujetó a su persona y esas personas eran Luna y Aristóteles, y se los agradecía. Durante mucho tiempo estuvo en duelo, per grata fue su sorpresa cuando su pequeña familia se volvió grande, ¡Enorme! Ya no estaba solo, ahora tenía a la familia Black, a los Malfoy, a los Lestrange y a los Longbottom, aunque actualmente otras cuatro familias se estaban uniendo a ellos, y aquello le hacía sentir tranquilo y protegido.

Suspiró, su soledad había sido asustada cuando todos ellos llegaron a su vida. Caminando por los pasillos del ministerio, se dio cuenta de que ya estaba por el piso cuatro, pasillo cinco, donde estaban los pocionistas y donde estaba su pequeño objetivo.

- ¡Papá! - exclamó una dulce voz al final del pasillo - ¡Viniste!

James con una sonrisa se agacho y espero a que el pequeño cuerpo impactara a donde estaba él. Ese pequeño cuerpo era el de una niña de unos siete años, de cabello pelirrojo con pequeñas trenzas y unos fieros ojos de color avellana, la pequeña niña iba enfundad en un vestido color rosa pastel y una túnica de color más oscuro.

- Mi querida Flor – dijo con una sonrisa él - Espero que no hayas estado mortificando a tu tío Severus

- No papá - aseguró la pequeña niña

James sonrió y alzo la vista, Severus se acercaba con su túnica negra ondeando por el pasillo, su semblante parecía haberse relajado al verle y sus labios tomaron como algún tipo de sonrisa que le comenzaba a dar paz.

- Qué bueno que llego a ti - sonrió Severus, mientras le daba una leve caricia en los cabellos pelirrojos de Flor – Pero no vuelvas hacer esto pequeña, no puedes salir corriendo, así como si nada

- Perdón tío Sev – se disculpó Flor, para después lograr que James le cargara – Pero extrañaba a mi papá

La sonrisa que se había formado en los labios de James era una clara victoria ante el cariño de la menor, y no es que Severus en su momento se pusiera celoso, sino que era más que nada porque demostraba que el azabache de ojos a juego con los de su hija, se estaba dejando llevar, y ya no estaba cayendo fácilmente en aquel agujero de posible depresión que comenzaba a pasarle factura.

- ¿Dónde está Harry? - cuestionó Severus, a lo que James le miro

- Nos vera en la mansión Malfoy - aseguró James, mientras miraba a su amigo – Draco y Henry han querido jugar un buen rato en el campo y Neville está ayudando a Narcissa con su jardín, posiblemente termine llevando alguna planta exótica, pero nadie le puede decir que no

Pero antes de poder decir algo más, los ojos avellana de Flor se toparon con una silueta familiar que a decir verdad no le agradaba en lo absoluto.

- Papá, tu secretaria - comentó

𝐒.𝐎.𝐒 𝐂𝐨𝐫𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 (𝙹.𝙿-𝙶.𝙷) ᵗʳᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora