𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞: 𝐄𝐥 𝐓𝐨𝐫𝐧𝐞𝐨 𝐃𝐞 𝐋𝐨𝐬 𝐓𝐫𝐞𝐬 𝐌𝐚𝐠𝐨𝐬

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James suspira mientras se talla la cara con la palma de su mano. Llevaban cinco horas en la reunión del Wizengart y ya estaba harto de todo.

El torneo de los tres magos quería ser llevado nuevamente al público y para su mala suerte, eran en las escuelas. Podría sonar raro, pero para él; si alguien quería llevar gloria a su familia y nación podría hacerlo de manera tranquila, pero claro, alguien había creído que era buena idea darle a los jóvenes una oportunidad para matarse como si nada.

- ¿Alguna objeción? - interrogo el ministro

- Sí, ¿Quien fue el idiota que quiere que estos niños estén presentes ante el torneo? - interrogo Aristóteles, molesto

- Crounch - expresó el ministro

- Tu padre es un idiota Barty - hablo Sirius, desde el asiento de la casa Black

- ¡Dime algo que no sepa! - exclamó Barty - ¿Podemos continuar? Juro por Merlín que mi trasero se está aplanando

- Solo pongamos una condición- propone Giselle de pronto, llamando la atención de todos - Ningún alumno menor de diecisiete años puede ingresar

- Es una buena condición - expresó Lucius - Así se evitará que los niños hagan algo estupido

- ¿Lo dices por experiencia? - interroga Bella

- Tengo mucha cuñada, puedo dar fe que el único que no ha hecho estupideces es Teddy - expreso Lucius

- Hasta donde tu sabes - susurro Fudge

Los que escucharon al ministro trataron de no reírse, parecía incluso él sabía las cosas que los demás habían hecho.

- Entonces, ¿Todos de acuerdo con qué la edad establecida para participar son los diecisiete años? - cuestionó el ministro - ¿A favor?

De los cuarenta líderes de casas, treinta y cinco alzaron sus varitas, demostrando que los restantes no estaban de acuerdo con lo establecido.

- Si no les molesta, les pediré a los Goblins que le pongan un hechizo de restricción por si las dudas - expresa Luna

- Más por Henry y Harry - susurró Muriel Prewett a Walburga

La Black no pudo decir nada más, pues sabía que sus nietos eran un peligro potencial para la sociedad misma.

30 de octubre, en la noche, una figura caminaba por los pasillos, Albus Dumbledore no sabía que había salido mal en su plan, si bien no quería herir a nadie, no podía decir que no ansiaba que todo lo que él iba diciendo se hiciera realidad

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30 de octubre, en la noche, una figura caminaba por los pasillos, Albus Dumbledore no sabía que había salido mal en su plan, si bien no quería herir a nadie, no podía decir que no ansiaba que todo lo que él iba diciendo se hiciera realidad.

𝐒.𝐎.𝐒 𝐂𝐨𝐫𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 (𝙹.𝙿-𝙶.𝙷) ᵗʳᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora