❝𝑺𝒆́ 𝒉𝒐𝒏𝒆𝒔𝒕𝒐❞ / 𝘒𝘢𝘵𝘴𝘶𝘋𝘦𝘬𝘶

Capítulo 4

[Narra Izuku]

Amanecí con dolores musculares, y una migraña insoportable.

A penas recuerdo lo que sucedió la noche anterior.

Entonces volteo mi cabeza hacia mi lado izquierdo, y veo a Kacchan, durmiendo plácidamente, junto a mí.

Al observar su rostro, logro recordar la charla que tuvimos ayer por la mañana, pero eso es lo único.

Todo lo demás, es borroso para mí.

Me restriego los ojos para ver mejor, entonces noto que él no está usando una camiseta.

Eso no es algo común en él, generalmente siempre duerme completamente vestido, pero tal vez tenía calor.

Entonces me destapo, dispuesto a ponerme de pie y comenzar el día, cuando siento una brisa sobre mi cuerpo.

Miro hacia abajo. Me doy cuenta de que lo único que llevo puesto es mi ropa interior.

Me avergüenzo al verme. Sé que yo nunca dormiría en ropa interior, mucho menos en la habitación de Kacchan.

—[💭] ¿Entonces qué pasó?

Pienso en una explicación lógica de mi desnudez, confundido.

—[💭] No hay forma de que... ¡No, es imposible!

Maldigo para mis interiores, obviamente haberme acostado con Kacchan no era una posibilidad.

Después de todo, él es tanto, y yo soy tan poco.

Él mismo lo dijo, nunca estaría interesado en un nerd como yo.

—[💭] A todo esto, ¿Qué pensará Kacchan cuando me vea aquí?

Trago grueso.

—[💭] Si no salgo de aquí antes de que despierte, ¡Me va a hacer papilla!

Pienso, entonces me bajo de la cama de un salto y me visto velozmente.

Abro la puerta con cuidado, intentando no hacer ningún ruido. Kacchan tiene un sueño muy ligero.

Entonces salgo de la habitación y me dirijo hacia la sala de la U.A.

Tal vez haya alguien ahí que sepa algo sobre mí y mi repentina amnesia.

Ya en mi destino, me encuentro con una de mis compañeras de clase, Ashido, una chica carismática y divertida, pero sobre todo, siempre se entera de todo antes que nadie.

Ella de seguro tiene una idea, entonces me acerco para hablarle.

—¡Buenos días, Ashido!

Le sonrío amablemente.

—¡Ah, Midoriya! ¡Me asustaste!

—Lo siento mucho.

—No te preocupes... ¿Alguna novedad con lo que "ya sabes"?

Ladeo la cabeza, confundido.

—¿Huh?

—¡No te hagas el tonto! Anoche estabas muy desatado. Me dijiste todo sin que yo hiciera una sola pregunta. Amo cuando son tan fáciles, sin ofender obviamente.

—Realmente no entiendo nada de lo que dices... ¡Anoche! Ah, por eso estoy aquí. No puedo recordar nada luego de lo que sucedió ayer por la mañana.

La expresión de Mina se transforma en una preocupada e incluso percibí algo de decepción.

—¿De verdad no recuerdas nada de lo que sucedió anoche? Tal vez te pasaste con el daiquiri...