Capítulo Seis

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El capitulo esta medio corto pero ¿Me importa?... No. Ya después van a ser mas largos. Disfruten :)

¿Bailamos?

Christopher Miller

Manhattan.

Leí el nombre del lugar, otra vez.

Manhattan, Nueva York. Curso de Fotografía en la Universidad...

Al leer el nombre de la universidad en donde se iba a llevar a cabo el curso, solo pude pensar en una persona; Alexandra Bianchi. Joder, ¿es que el mundo no estaba a mi favor nunca? Justo en el mismo lugar en el que estudia Alexandra Bianchi... ¿No podía ser otro? De las millones de universidades a lo largo del mundo, ¿por qué esa?

Hacía dos meses de nuestro desastroso encuentro en Nueva York. Yo ya había regresado a mi vida normal en California. Estaba feliz y sin ningún problema y ahora,  ¡Bum! Resulta que tengo que ir a tomar un curso de fotografía a Nueva York para poder seguir con mi proyecto en una galería de arte. Joder... De verdad que la suerte no está a mi favor.

Hace unas semanas, mi manager me informó, que la galería en la cual exponía mis fotografías estaba pidiendo que sus diferentes artistas y fotógrafos, tomaran un curso patrocinado por ellos. En ese momento, Jacob, no tenía idea de donde era el curso o cuánto duraba. Solo le habían informado de un curso necesario para que pudiera seguir con la exposición de mis fotos en la galería. No vi ningún problema, hasta que me llegó este volante.

El curso era de 6 meses, lo que equivalía a un semestre. Y empezaba el 15 de febrero.

Tendría que salir de California a Nueva York en esta semana si quería estar instalado antes de que empezaran los cursos. Los cursos inician en 6 días. Necesitaba un apartamento donde instalarme, que estuviera cerca de la universidad.

—De acuerdo, no es como que quiera ir pero no hay de otra. Jacob necesito que envíes mi carro a Nueva York desde ya porque se tarda bastante en llegar. Y también que empieces a buscar algún apartamento. Asegúrate que no sea en el mismo edificio de Alexandra Bianchi. Me quiero topar con ella lo menos que pueda.

Jacob era unos pocos años más grande que yo y, en realidad, teníamos más una relación de amistad que de trabajo. Era alto, no más que yo, pero alto. Pelo negro y ojos del mismo color. Siempre estaba vestido como si fuera a una gala, con traje, corbata y todo eso... Yo no entendía como podía, si era de las cosas mas incomoda del mundo. También portaba una tableta donde apuntaba todo lo que le pedía o tenía que hacer. En ese momento estaba escribiendo frenéticamente en ella, mientras yo le dictaba todo lo que necesitaba. Yo hablaba lo más despacio que podía para que él tuviera tiempo de escribir, pero aun así, parecía que no era suficiente.

—Bien, buscaré en donde vive y le buscaré un apartamento en otro lugar. Acabo de mandarle un mensaje a la empresa que llevará su carro y me informan que le debo dar una dirección así que en cuanto tenga el apartamento enviaré su auto. ¿Algo más? —Dijo, escribiendo una última cosa y dirigiendo su mirada a mi.

—Solo eso, ya puedes retirarte. —Le sonreí y él asintió, poniéndose de pie.

—Bien, feliz tarde, Chris.

No respondí y Jacob salió de mi oficina. Me quedé viendo el pequeño volante de información queriendo que mágicamente el lugar cambiara y no tuviera que ir a Manhattan... Claro está que eso nunca pasó. Mierda. Ojalá esa universidad fuera tan grande como para no tener que toparme con Alexandra ni una sola vez.

(...)

Los días siguieron, todas las cosas que necesitaban ya estaban en Nueva York, listas para mi llegada. Estaba otra vez en la oficina donde trabajaba. Mi papá no estaba de acuerdo con que no estudiara pero cuando le dije que podría manejar una de sus empresas en California, para que él no tuviera que ir y venir, estuvo satisfecho. Era una especie de director de la empresa que no sabía absolutamente de abogacía pero era muy bueno dando órdenes y gracias a mi la empresa había crecido considerablemente a lo largo de este tiempo que llevaba allí. Al parecer el poco tiempo que estudié Administración de empresa sirvió de algo. Mi padre estaba feliz, y le pude decir que tenía los estudios necesarios para tener éxito y aún así poder seguir dedicándome a la fotografía.

Las malas decisiones de Alexandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora