Capitulo Diez

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Advertencia: En este capitulo se habla de temas que pueden llegar a ser sensibles.

Ejercicios de física.

Alexandra Bianchi.

Cerré la puerta del carro y maldije para mis adentros. No me quería estresar de más en público así que respiré hondo y acomodé todo en el carro para salir de la universidad. Bien, hora de sacar esta frustración dando algunos golpes. Encendí el carro y me dirigí al gimnasio de Leo. Si, Leo también tiene un gimnasio y es mi entrenador de boxeo. Llegué al gimnasio unos minutos después, me bajé del auto, saqué la maleta de deporte que siempre llevo en el baúl del carro, cerré con seguro el carro y entré. Puse mi huella en el detector mientras saludaba a Esther, la recepcionista y cuando me permitió entrar empujé la puerta adentrándome al gimnasio. Habían unas cuantas personas en las máquinas de correr y otras cerca de las pesas. El gimnasio era bastante grande, estaba bien cuidado y limpio. Las paredes eran de color negro o de vidrio para que se viera hacia adentro. Tenía salas para boxeo, baile, spinning y una piscina. 4 vestidores, 2 para hombres y 2 para mujeres. Muchas máquinas de ejercicios, pesas, mancuernas, pelotas de pilates, cinturones elásticos, cuerdas para saltar, sogas pesadas... Todo lo necesario para un gimnasio.

Fui al vestidor más cercano al salón de box. Entre y estaba casi vacío también. Las duchas estaban del lado izquierdo, al fondo, junto con los casilleros y los cambiadores y al lado derecho los baños. Ya dentro de los vestidores, me cambié a la ropa de deporte que siempre llevaba en el carro. Me puse unas mallas negras de licra y un top del mismo color. Me hice una cola alta, tomé una botella de agua, guardé la maleta en mi casillero asignado y salí.

El salón de box estaba al lado derecho del gimnasio, a la par de los vestidores. Era un salón pequeño donde había un ring en el medio, algunos sacos, equipos para golpear a sus alrededores y protección en una pequeña estantería. Solamente habían dos personas más en el salón y ambos estaban en el ring, luchando, así que fui hacia uno de los sacos que estaban al lado derecho luego de saludarlos a ambos con un asentimiento de cabeza cuando voltearon a verme. Dejé mi botella de agua a un lado, me puse los guantes y empecé con el calentamiento habitual.

Llevaba alrededor de media hora golpeando el saco, Thunderstruck de AC/DC sonaba a todo volumen en mis audífonos y sudor caía por mi frente. Por una parte agradecí que alguien tocara mi hombro porque estaba cansada y fue una excusa para parar pero por otra parte no me gustaba que me interrumpieran y más cuando oía música. De igual forma, me quité los audífonos y me volteé. Era Leo, le sonreí.

—Hola, Leo.

—Alex, no sabía que vendrías.

Estaba vestido con ropa de deporte, totalmente diferente que la última vez que lo vi, en traje. En 8 días era la carrera y aunque se suponía que debía entrenar estaba confiada sobre mi victoria. Saludé a Leo con un puño y le respondí.

—Fue algo de último momento. —Me vio un poco preocupado porque sabía que de esta forma me escapaba de mis problemas.

—¿Todo bien?

—Mhm. —Asentí y me sonrío.

—Bien. Te dejo que sigas entrenando, cualquier cosa me avisas.

—Gracias... ¿Vas a estar todavía cuando termine?

—No, me tengo que ir ya. Tengo que ver los últimos detalles de la carrera.

—Ah, okay. Entonces te veo en la carrera.

—De acuerdo, adiós Alex.

—Adiós.

Me despedí con un gesto de la mano cuando quiso darme un abrazo y le dije que era por el sudor. Se rió y se fue. Seguí entrenando por casi media hora más y cuando terminé me dirigí, otras vez, a los vestidores. Me bañe, me cambié a la ropa de antes y salí del gimnasio. Me subí al carro sintiéndome mejor. Manejé a casa y después de quince minutos, llegué. Subí a mi piso y me fui directamente a mi cuarto.

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2023 ⏰

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