31

13 0 0
                                    

Todos los días parecen ser 31. Porque el tiempo no avanza, mi corazoncito está estancado, dejo de ser 31 para hacerse 30.

Hoy, sé que tengo que marcharme, más en paz, más tranquila, con más consciencia. Pero no quiero, nunca he querido hacerlo, hoy, sé que sí leerás esto.
Las palabras en mi pecho se enredan entre tanto revuelo de pensamiento, ya no tengo nada más que decir, ya no tengo nada más que cuestionar, pero tengo muchos deseos, mis sueños y promesas siguen aquí, esperando su momento, esperando un momento a tu lado.

Sé que ya no debo sentirme mal, que ya no tengo que, que ya no debo nada, pero te extraño, y ahora mucho menos puedo asimilar tu adiós, cuando se que el amor todavía es mío, cuando sé que el pensamiento aún soy yo.
Pero me duele, me duele la confusión y el despecho por el que pase en incertidumbre, rodeada de preguntas que me ahogaban hasta la inconsciencia, no es aceptable perdonar la razón de mi dolor, pero yo quiero.

Entonces aquella frase que se repite en voces ajenas me dice ¿pero que es lo que necesitas? Contestando fácilmente, digo que tú, reflexionando... Necesito sanar.
Y es lo que no quiero, porque ni siquiera acepto la dimensión de la herida, porque aunque ya me di cuenta de ella siento que estoy en 0. Porque te amo, y no concibo pensar lo que ya sé, aquella conexión mente-corazón se pierde al hablar de el tema internamente, me rompo.

Estoy llorando, queriendo que tus brazos estén aquí nuevamente, queriendo tus palabras como ya las tuve, pero quiero más, yo siempre quise más, perdóname. No puedo aceptar un adiós, aun ya asimilado, aun ya necesitado, no quiero.

Ya no quiero llorar por ti, estoy cansada, quiero volver a reír contigo, quiero todo de ti, tu sabes lo que es eso, con cada una de sus letras, de sus sonidos, extraño y quiero todo de ti.

Gracias por estar al pendiente de mi, gracias por empezar a cumplir lo que me prometiste, sobre ti mismo, gracias por alimentarte bien, por enfocarte, gracias por darme esa paz, aun si es lejos.
Sé que el adiós es lo más sano para mi, pero sé que los dos juntos también lo fuimos, tal vez deberíamos intentarlo, tal vez podríamos otra vez.

Hoy te extraño, y te amo, aun con mensajes o sin mensajes, sin textos, sin miradas.
Cada que leas estas letras el sentimiento permanece, cada día la necesidad por ti aumenta, sin temblarme el pulso, las decisiones, y sin parar los latidos que te pertenecen.

Las esperanzas vagas me consumen, sin sustento, llevándose de una forma irracional mi ser, no quiero un adiós, no quiero distancia, te quiero a ti.

Por favor regresa. Ámame otra vez, no puedo dejar de decirlo.
No me hagas más daño. Ámame como antes. No te despidas de mi, ya no quiero sufrir esto.

Si puedes, si quieres, aquí estoy, ven por el amor que te tengo, arrebatame agrandando el sentimiento. Te amo tanto que puedo hacer con ello lo que quieras.

Por favor, solo por favor.
Regresa.

Todo lo que no puedo decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora