---Blanco como la Nieve---Felinette/MLB---Epílogo de "Desde Londres con amor"

CAPITULO 2

.

.

.

Un sueño soñaba anoche,

sueño del alma mía,soñaba con mis amores,que en mis brazos los tenía.Vi entrar a una señora tan blanca,muy más que la nieve fría.—¿Por dónde has entrado, amor?¿Cómo has entrado, mi vida?Las puertas están cerradas,ventanas y celosías.—No soy el amor, amante:la Muerte que Dios te envía.—¡Ay, Muerte tan rigurosa,déjame vivir un día!—Un día no puede ser,una hora tienes de vida

(Fragmento de "Romance del Enamorado y la Muerte". Juan del Encina.)

.

.

.

.

- ¡Dí mi nombre, muchacho!. - gritó el kwami de la destrucción.

Pero Félix no entendía de lo que le hablaba. Sin detenerse, siguió corriendo, sabiendo que metros más adelante un gran abismo se abría ante él.

- ¡Dí mi nombre y luego dí: "transfórmame"! ¡Tu poder se activará diciendo "cataclismo", vamos, no hay tiempo!... ¡Ahora! ¡Hazlo ahora! - Plagg trató de convencerlo otra vez, acompañándolo en su huida.

Félix, casi sin aliento y sin detenerse, a punto de desfallecer, le dirigió un corta mirada antes de preguntar.

- ¿Y después qué?- susurró, falto de aire. - ¿Después qué?

No tuvo tiempo para escuchar la respuesta, porque el suelo se desmoronó bajo sus pies y se vio, cayendo en un mar de ruinas, tierra y polvo.

- ¡Dilo, niño! ¡Dilo ya! - gritó Plagg, exasperado, cayendo también con él.

Y Félix supo que no tenía otra opción.

- ¡Plagg!...- dudó. - ¡Plagg, transfórmame!-

Un destello negro lo envolvió por completo. Un traje apretado, un antifaz, un bastón plegado en su cintura. Y la certeza que ahora tenía el poder para sobrevivir, para salvar a Marinette.

Sobreviviría, sí.

Claro que sí.

.

BLANCO COMO LA NIEVE

CAPÍTULO 2

.

.

Tan sólo unos minutos antes, Félix Graham de Vanily había cortado su tarta de bodas y había bebido el champán burbujeante y dulce junto con su mujer, Marinette. Ahora, en cambio, estaba debajo de escombros y debajo de un cuerpo ya conocido por él. Un cuerpo caliente y tierno, un cuerpo de mujer.

- Brid - dijo muy bajito . - ¿Qué...cómo?-

Rápidamente, Bridgette le puso un mano sobre su boca, callándolo.

- No digas nada. Nos encontrará.- susurró su devota asistenta, sin hacerse a un lado, aplastándolo contra el suelo.

Ella miró a izquierda y derecha, comprobando que estaban rodeados de desastre y muerte.

Bridgette había aprendido a pie juntillas el libreto que debía seguir, sabía dónde moverse, hacia dónde ir. Los golpes que tendría que esquivar y los que tendría que recibir. Sin embargo, la muerte de Fu y el cese de sus premoniciones en los últimos días, habían menguado su ventaja. Llegado el punto, por lo tanto, debía improvisar.