Marinette y Félix por fin se encuentran, en esta nueva vida. Y no pierden oportunidad de amarse nuevamente. Pero, ¿serán felices para siempre? Éste el final de su historia. Romance, Felinette. May 18. SemiAU. Advertencias en el interior. Epílogo de...
Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama dos veces seguidas no florecerán... ¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
Alfonsina Storni. "Adiós".
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Ladybug y Viperion lo observaron mientras cruzaban el cielo, en la distancia. Monstruo blanco brillante, resplandeciente. Movía sus extremidades destrozando todo a su paso. Más destrucción, más ruina, más desolación.
- Félix - pensaba Ladybug, observando al terrible monstruo. -¿Donde estás? ¿Qué te han hecho?-
Pronto, muy pronto, el sentimonstruo cambió su rumbo y se dirigió donde algunos destellos emergían. Sin pensarlo, casi como un reflejo, ella dejó de volar y cayó al suelo, para poder utilizar su yoyo. Gritó su poder especial e increíblemente, su yoyo le dio un sobre rojo con puntos negros y dentro de él, una tarjeta, una tarjeta de invitación, pero Ladybug sólo vio impreso una relación de nombres desconocidos, unos diagramas en formas de instrumentos musicales ¿Acaso era una invitación a un concierto?. Casi al final de la lista, ella leyó su nombre, el nombre de su marido: Félix GDV.
Ladybug abrió el sobre rojo otra vez, examinó la tarjeta, la giró y la revisó nuevamente. Pero no entendió nada.
- ¿Qué significa esto? ¿Qué debo hacer? - pensó desesperada.
Dio un vistazo alrededor, y su suerte no le indicó absolutamente nada.
Se sujetó la cabeza, casi a punto de llorar.
Una tarjeta de invitación, pensó Ladybug, ¿para un concierto?, ¿esto es en serio?.
- ¡Ladybug, no te rindas, ya sabes que lo solucionarás tarde o temprano! - le animó Viperion, quien aun estaba a su lado. - Mientras tanto, debemos alcanzarlos -.
Ella asintió y echó a correr hacia donde ese monstruo destruía todo alrededor. Pero dentro suyo, en su corazón, Marinette sintió que estaba llegando tarde.
Muy tarde.
Tardísimo.
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