5. SIGUIENTE

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—Te enteraste, apareció otro cuerpo — dice Penélope, mi mejor amiga, sentándose a mi lado en la mesa de la cafetería.

—¿Enserio? –pregunto.

—Si, lo encontraron ayer en el bosque, enterrado

—¿Sabes quién era? —cuestiono con curiosidad.

—Era un chico de nuestra clase, creo que se llamaba Nicolás.

—Oh.

—¿Quién crees que es el asesino?—pregunta Penélope.

—O asesina —digo.

Penélope me mira y le devuelvo la mirada con una pequeña sonrisa.

—¿Crees que es una chica?

—No lo sé, pero no hay que descartar la idea de que sea una mujer.

—Lo más probable es sea un hombre.

—¿Por qué lo dices?

—Porque un hombre tiene mas fuerza que una mujer.

—Puede, sin embargo, las mujeres somos más inteligentes.

—No creo que una chica sea capaz de asesinar a alguien.

—Deberías cuidar tus palabras tal vez la asesina te esté escuchando.

...

Después de clases Penélope y yo vamos a mi casa para realizar un trabajo. Llegamos y ella se dirige a mi cuarto, cierro la puerta, voy hacia mi cuarto, pero me paro en seco mirando algo que esta en la cocina, me dirijo a ella y recojo el objeto y lo guado en un lugar en el que Penélope no pueda verlo.

Ya estando en mi cuarto cierro la puerta y me tiro a mi cama, miro a Penélope, que está sentada en el sillón al lado de la ventana, la miro fijamente hasta que ella me devuelve la mirada y le sonrío.

—Bueno ¿Qué hacemos primero? – pregunta

—La verdad no quiero hacer nada de tareas.

—¿Que tienes en mente?

—¿Por qué no vemos un documental de asesinos seriales?—propongo con una sonrisita.

—Sabes que no soy muy fan de esas cosas.

—Vamos, solo hoy—junto las manos como si estuviera rezando y hago un puchero—Por favor.

Después de unos segundos suspira y asiente con la cabeza, se levanta del sillón y, agarrando mi computadora se sienta a mi lado en la cama. Buscamos un documental y ponemos el primero que encontramos.

Cuando se termina el documental el sol se está ocultando, la luz del atardecer se cuela por la ventana y vuelve todo de un color naranja. Miro a mi amiga y contengo la respiración, ella es hermosa, dándose cuanta de que la estoy mirando dirige su mirada a mi y me regala una pequeña sonrisa.

Me acerco lentamente a ella, como veo que no se aparta la beso. Me doy cuenta de que tenía muchas ganas de hacerlo, pero el beso no dura mucho por que ella se aparta de mi y se levanta de la cama.

La mira fijamente y ella a mí, tengo el corazón en la garganta, abro la boca para decir algo, sin embargo, no sé qué decir y lo único que sele de mi boca es una respiración agitada.

—Yo mejor me voy —dice.

—No te vayas, lo que acabo de hacer no... —no termino lo que estaba diciendo pues no tengo idea de lo que quería decir.

—Déjalo, ya me voy.

Me levanto de la cama rápidamente y le bloque el paso a la puerta.

—No voy a dejar que te vayas así – digo rápidamente —déjame explicarte por qué lo hice.

—Entonces explícate.

—Me gustas y mucho —ella hace un sonido de sorpresa —.Llevo sintiendo esto desde el comienzo del año, pero no sabia como decírtelo. Pensé que si te lo decía ya no ibas a querer ser mi amiga.

—Pues tenías razón, porque tú a mí no me gustas.

Siento como si me hubieran clavado un cuchillo en el pecho. Aprieto los labios con fuerza. Después del dolor siento como la rabia se esparce por todo mi cuerpo.

Salgo de la habitación con grandes zancadas encaminándome hacia la cocina. Llego a ella y busco el cuchillo con sangre que había escondido en la tarde, lo encuentro y lo empuño con fuerza. Miro el cielo ya oscuro por la ventana.

Escucho sus pasos por el pasillo y salgo de la cocina, ella se detiene cuando me ve aparecer al frente de la puerta y abre los ojos como platos viendo hacia el cuchillo que tengo en la mano.

—No debiste de haber dicho eso, por que si no puedo estar a tu lado nadie más puede —digo casi gritando como una desquiciada.

Retrocediendo dice:

—No tienes porque hacer eso.

—Ya es muy tarde para que te retractes de lo que dijiste. Te voy a matar y créeme que lo voy a disfrutar.

Se da la vuelta y empieza a corren en dirección de la pueta trasera, llega a esta y la abre. Esbozando una amplia sonrisa de dirijo a la puerta trasera.

Salgo de la casa, miro a mi alrededor buscándola, la veo cuando ya esta llegando a la entrada del bosque, corro en su dirección. Estoy a unos pocos pasos de alcanzarla cuando digo:

—Me encanta cuando tengo que perseguirlos, el hecho de perseguir a alguien siempre hace las cosas más divertidas.

Acelero un poco el paso, la alcanzo y la tiro al suelo de un empujón, ella cae de bruces, me agacho y le doy la vuelta. Me siento en su estómago, inmovilizándola, su respiración está muy agitada, agarro un mechón se su cabello y juego con el por unos segundos, dirijo mi mirada hacia su rostro y veo como gruesas lagrimas se deslizan por su rostro.

—No llores, te prometo que lo hare rápido —acaricio su mejilla con la punta del cuchillo.

Miro el cuchillo en mi mano y esbozo una sonrisita, recorro su cuello con el cuchillo, tomando un poco de impulso entierro el cuchillo en su cuello velozmente y lo saco con la misma rapidez. Veo como le sale un chorro de sangre de este y me levanto de su estómago. Ella se lleva las manos a la herida con desesperación.

Busco con la mirada la pala que siempre dejo en el bosque, la localizo y la agarro, empezó a cavar y cuando termino tiro su hermoso cuerpo al hoyo y lo cubro de nuevo.

Con una amplia sonrisa me encamino a mi casa segura de que muy pronto descubrirán un nuevo cuerpo.

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