6. DIFERENTE

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Mi madre lleva desaparecida dos semanas. Ella simplemente desapareció, no dejo ni una nota, ni un rastro, nada, absolutamente nada. Todos los habitantes del pueblo me han ayudado a buscarla, pero ni la policía ni nosotros hemos encontrado algo.

Estoy sola en mi casa, sentada en la alfombra, en la sala, mirando las fotografías que tengo con mi mamá. Paso mis dedos lentamente por la foto y rompo a llorar, varios sollozos escapan de mi a medida que mi llanto se intensifica por la preocupación y el miedo que me invade.

Levanto la cabeza bruscamente cuando el timbre suena. Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano. Levantándome rápidamente del suelo tiro todas las fotografías. Llego a la puerta y la abro, mi boca se abre formando una o y mi ceño se frunce profundamente por la sorpresa y la preocupación pues mi madre esta tirada en el pórtico llena de sangre.

...

Sentada en la sala de espera del hospital no puedo parar de revivir la imagen de mi mamá con sangre por todas partes. ¿En dónde estaba? ¿Por qué estaba llena de sangre? ¿Qué fue lo que pasó? Esas y más preguntas crecen en mi mente, pero todavía no tienen respuestas puesto que a mi mamá la están revisando para comprobar que todo está bien.

Esta espera me está matando. Me levanto y empiezo a caminar de un lado a otro por el pasillo retorciéndome los dedos. Me detengo en seco ya que la puerta se abre y sale el doctor.

—Su madre está en muy buen estado, ya puede pasar a verla —dice, asiéndose a un lado para que yo pueda pasar.

Antes de entrar pregunto en voz baja:

—¿Entonces de quien era la sangre?

Una enorme sonrisa aparece en mi rostro cuando veo a mi mamá y avanzo lentamente hacia ella, ya estando a su lado me siento a su lado y le doy en abrazo que ella corresponde con menos entusiasmo del que espere pues llevaba dos semanas desaparecida, sin embargo, no le pongo mucha atención a eso, lo único que me importa en este momento es ella.

—¿Cómo te sientes? —le pregunto.

—Bastante bien —responde son un suspiro y mi sonrisa crece.

Después de unos minutos en silencio en los que nos miramos fijamente le pregunto:

—¿En dónde estuviste?

—No lo recuerdo.

—¿No recuerdas nada, ni siquiera como desapareciste?

Ella niega con la cabeza apretando los labios. La puerta de la habitación se abre y entra un policía para interrogarla, así que salgo de la habitación y vuelvo a la sala de espera.

...

Ya ha pasado una semana entera desde que regreso, pero me he dado cuenta de que hay algo raro con ella, se estresa fácilmente, todo la irrita, cuando le hablo me ignora y si no me ignora me grita sin razón, cuando sale de la casa regresa en la madrugada y se encierra en el sótano, cada vez está más alejada de mí.

Siempre que le pregunto que fue lo que le paso me ignora o evade la pregunta. A medida que pasan los días su actitud solo empeora y me estoy hartando, estoy cansada de que me trate mal y que me ignore, así que un día decido que tengo que investigar a donde se va y por qué tarda tanto.

El fin de semana, cuando sale de casa espero dos minutos y salgo detrás de ella, ella se va caminando a donde sea que va así que la sigo, pero sin acercarme demasiado. Cruza una calle en la que pasa mucha gente y la pierdo, la busco con la mirada mas no la veo por ningún lugar, ella simplemente desaprecio.

Vuelvo a casa derrotada y decepcionada de mi misma por no haber logrado saber a que lugar es al que se dirige todos los días.

Ya estando en la cocina de mi casa tomo un vaso de agua, trato de imaginar a que lugar se puede dirigir, sin embargo, la persona que dice ser mi madre no lo es, la conozco, ella no es así.

Termino el vaso de agua y me dirijo al sótano. Miro la puerta, armándome me valor para abrirla, tomando una bocanada de aire abro la puerta de un tirón, bajo lentamente las escaleras y enciendo la linterna de mi celular pues en el sótano no hay luz, finalmente llego al último escalón, olor nauseabundo llega hasta mis fosas nasales, hago una mueca de asco y me cubro la nariz con la mano, avanzo lentamente por el sótano, el olor es tan fuerte que me da mareo y no miro bien por donde camino así que tropiezo con algo y caigo al suelo, el celular se me escapa de las manos, lo cojo nuevamente y dirijo la luz hacia lo que sea que me hizo tropezar.

No puedo creer lo que veo, es horrible, aguanto la respiración y me levanto rápidamente horrorizada, pues hay un cadáver. Lo que mas me asusta no es el cadáver en si sino todas las heridas que tiene, su cabeza tiene un hoyo en la parte posterior, creo que si me acercara un poco le vería los sesos, su espalda tiene cortes profundos por los que asoman sus órganos y en donde deberían estar sus piernas solo hay hueso.

Doy la vuelta lentamente para iluminar todo el sótano y las náuseas me invaden ya que hay muchos cuerpos y todos tienen las mismas heridas.

¿Esto lo hizo mi mamá?

Giro la cabeza bruscamente cuando la puerta se cierra de un portazo, dirijo la luz hacia las escaleras y veo a mi madre, solo que no es ella, puesto que su cuerpo... ni siquiera sé cómo describir lo que veo, sus piernas parecen las de un animal, sus brazos están ¿al revés? No estoy segura, tiene en su rostro una sonrisa que se ve antinatural y tiene cuernos en la cabeza, unos cuernos extremadamente grandes.

Se acerca a mi lentamente y su sonrisa aumenta si es que eso es posible. No se que hacer, no puedo escapar pues el demonio o lo que sea bloque el camino, lo único que hago es retroceder hasta que choco con la pared, el demonio estira un brazo y me acaricia el rostro lentamente, cierro los ojos con fuerza y aguanto la respiración.

Acerca tanto su rostro al mío que siento su nariz rosando mi mejilla, gruesas lagrimas recorren mis mejillas. Me rodea con sus brazos, me levanta y tira al otro lado de la estancia, me golpeo con la pared y caigo al suelo de pecho, me quedo sin respiración por un momento.

El demonio avanza en mi dirección nuevamente y me golpea la cabeza, siento como el dolor recorre todo mi cuerpo, trato de llevarme una mano a la cabeza, pero no llego a hacer ya que el demonio me vuelve a golpear la cabeza mas fuerte haciendo que cierre los ojos y no los vuelva a abrir nunca más.

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