CAPITULO CINCO

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CAPITULO CINCO

Cuando los primeros rayos de sol golpean mi rostro y calientan mi piel, solo logro maldecir internamente. La resaca me golpeo tan pronto como fui consciente. Mi cabeza dolía. Mi cuerpo se sentía pesado y adolorido. Y mi estomago era un desastre que apenas parecía poder contenerse.

Gruñendo, giro mi cuerpo en el colchón y poco a poco llevo arriba mis parpados. ¿Cuánta mierda había bebido? No podía siquiera recordar cuando había sido la última vez que había accedido mis limites a tal punto. ¿Un año? ¿Un año y medio?

Estaba casi segura que había sido el día que los rumores sobre el romance de Namjoon con esa modelo rusa habían salido a la luz. Me sentía tan indignada. Mi orgullo estaba tan herido. Que había decidido ese día dejar de intentar ser la mujer de Kim Namjoon y solo vivir como todos esperaban de mi. ¿Querían una princesa de la mafia? Eso tendrían.

Suspirando y frunciendo el ceño ante el aliento a alcohol, agradecí a quien fuera que estuviera sobre nosotros que Namjoon no se encontrara en la habitación cuando miré junto a mí.  Aunque me sorprendí bastante al ver una bandeja en mi lado de la cama con jugo de naranja, agua y aspirinas.

Bebi todo el agua junto a la pastilla y fui al baño para darme una ducha y sacar el aroma a tequila y nicotina de mi cabello.

Cuando deje la habitación con el cabello aun húmedo enredado en una toalla, y portando un pijama de seda rosa de short y blusa, por debajo de la bata -mi uniforme para el día de hoy-, eran casi las 9:50 de la mañana. Namjoon debía de haber dejado la casa hace ya una hora o más.

Aun un poco ida por el cansancio y la resaca me arrastre escaleras abajo.

—Señora Hazel. —llame a la ama de llaves con los ojos en mis pies descalzos. —Necesito café, latte de pref...

Me andar se detuvo en seco cuando al girar hacía el comedor, me encontré con Namjoon. Sentado en la cabecera del comedor. Leyendo el periódico y bebiendo café. ¿Seguía durmiendo? ¿Qué era ese deja vu?

—¿Por qué mejor no dejas de gritar y vienes a sentarte?

Parpadeo aturdida. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué seguía ahí?

De pronto, mientras sus ojos analizan mi rostro y atuendo, una ráfaga poco vivida me golpea como una ola; recordándome los hechos de anoche. Recordándome lo dicho. Lo dicho a ese hombre.

Mis ojos se abren a tope y apenas puedo contener el jadeo.

Mis extremidades pierden fuerza y aguanto las ganas de llevar mis manos hacía mi cuello. ¿Qué había hecho? ¿Por qué? ¡¿por qué?! ¿Qué estaba mal conmigo? Había maldecido con uñas y dientes a Namjoon, a mi esposo...al capo.

De pronto las palabras de Beatriz me hacen sentir escalofríos '¿Y si te mata?'.

—¿Alessandra?

Salgo de mis pensamientos suicidas y lo miro. Él señala la silla a su lado, donde están perfectamente acomodados los cubiertos y platos. Con los pies tiesos y buscando algún indicio de enojo o brutalidad en su mirada, me tumbe en el asiento.

Sin embargo, mientras vuelve su atención al diario de finanzas, no veo ninguna señal de que estuviera planeando mi muerte. No de manera obvia. Solo sigue con su labor de informarse. Como si nada pasara. Aunque sabía que pasaba.

Cuando una de las mucamas trae el desayuno, avena con frutas y pan tostado para él, comienzo a comer solo por instinto. Mis movimientos son lentos, como si me encontrara en presencia de un oso y temiera que en cualquier momento saltara.

MAFIA; esposa de papel, carne y hueso {KNJ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora