CAPITULO DIEZ

1K 168 29
                                    

CAPITULO DIEZ

ALESSANDRA

21.

Ese es el número de veces que he pensado en pedirle al taxi que de la vuelta y me lleve de regreso a Seúl; 21 veces. Mientras veo pasar la ciudad y nos introducimos en un área boscosa, no puedo parar de morder la costosa manicure en mis uñas y hacer saltar mi rodilla con ansiedad.

Me va a encontrar.

No puedo parar de pensar en eso. No puedo parar de mirar sobre mi hombre, completamente segura de que hay alguien siguiéndome. El miedo me cierra la garganta y hace sudar mis manos.

Finalmente, tras casi 55 minutos más, el taxi llegó a una casa de campo. La estructura era casi en su totalidad de madera y roca, y tenía una pinta adorable con un asador el frente, hamacas y una sala de jardín.

—Debe de ser aquí. —escuche al conductor decir, era un hombre de cincuenta y tantos que lo había atrapado varias veces viéndome, como si pudiera notar mi nerviosismo.

Antes de poder dudar si nos hallábamos o no en el lugar indicado, la puerta de mosquitero se abrió ruidosamente y por esta salió Jungkook. Su cabello estaba revuelto como si acabara de despertar y paso su mano por las hebras marrones. Llevaba un par de pantaloncillos cortos y una sudadera ancha.

—Sí.... —conteniendo el aliento metí la mano en mi bolso y tome un puñado de billetes, fingí no notar la sorpresa del conductor al ver el dinero y me limite a pagar. —Gracias. —susurre antes de abrir la puerta.

Jungkook troto a mi antes de poder salir por completo.

—Ya he pagado. —susurro cuando noto como él esta por inclinarse por la ventana del copiloto para hacerlo.

El taxista nos mira, quizás confundido o curioso pero al final, se da la vuelta y se marcha.

En esos momentos, mientras escuche como el coche se va alejando de nosotros. Jungkook y yo nos miramos por unos instantes. Ninguno dice nada y por un segundo, siento que nos estamos identificando con el otro. Mis ojos lo recorren ansiosamente mientras busco alguna señal de haber sido lastimado, aunque no encuentro nada. Esta completo. Ajeno de todo lo que hay a nuestras espaldas.

—¿Estás bien? —la pregunta sale con preocupación de sus labios. Todo en su expresión lo demuestra y no hace más que hacerme sentir peor, porque no hay forma de que le diga la verdad.

Entre menos sepa, es mejor para él.

Da un paso al frente. En mi dirección y yo contengo las ganas de alejarme. El nerviosismo aun recorre mis venas y tener el aroma de Namjoon aun impregnado en mi piel solo me hace sentir más enferma.

Algo no se sentía bien. No lo hizo cuando subí a ese taxi una hora atrás y no lo hace ahora que estoy ante Jungkook.

—Ali...—los ojos de Jungkook están llenos de inocencia, de un destello casi infantil.

¿Puedo decir lo mismo de los míos? Posiblemente no. Pero él no lo sabe. No lo ve.

El aire me falta.

Todo esto es mi culpa. Todo este enredo. Toda esta pesadilla. 

Si no fuera por mí, Jungkook estaría a salvo, estaría bien...cuando siento que sus brazos me rodean y me estrujan contra su pecho, mi cuerpo se tensa. Sus manos están a penas a unos centímetros del arma en mi cintura, los fajos de billetes golpean mi estómago. Pero en silencio dejo que me sostenga por un segundo porque siento como si el cansancio hubiera drenado mi cuerpo.

MAFIA; esposa de papel, carne y hueso {KNJ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora