CAPITULO ONCE

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CAPITULO ONCE

NARRADOR

—Encontraron un coche de la organización abandonado en un callejón de la ciudad, a dos horas de aquí más o menos. Revisamos el registro y es el único vehículo que hace falta. Sin embargo, no había rastro de Alessandra.

Namjoon escucho en silencio lo que Taehyung informaba. Intentando controlar las ganas que tenía de lanzar algo. De golpear algo. De beber algo de wisky o de quemar la ciudad misma. Lo que fuera que le ayudara a calmar lo que sentía y poco llegaba a entender.

Era una combinación aberrante de enojo, traición y...algo más. Algo que no sabía bien como llamar...

Cada segundo que pasaba y no tenía a Alessandra en sus manos se estaba convirtiendo un maldito infierno. Su jodida cabeza no había parado de pensar en numerosos escenarios que podían ser el destino de su esposa.

A lo largo de los años había vivido lo suficiente dentro de la mafia para saber que pese a los antiguos acuerdos los que habían llegado las familias en el pasado en torno a respetar a las familias, mujeres y niños, esas costumbres se habían perdido poco a poco y ahora no quedaba mucho. Mucho menos si estaban involucrados otros hijos de puta como los rusos o los chinos.

Así que si Alessandra había sido llevada por los rusos...

Mierda. Ni siquiera quería pensar en eso. Le hormigueaban las manos ante aquella idea.

—¿Te has contactado con Dimitri? —la voz de capo fue plana, sin emociones.

—Sí. Nada.

Namjoon removió su vaso ahora únicamente con hielos, pues había bebido todo el contenido. No podía realmente confiar en la palabra de Dimitri Ptrov, no del todo. Porque aunque era su informante dentro de la Bratva, era un ruso y también una rata informante.

Le había pedido a su hermano que intentara descubrir si la información de la huida de Alessandra se había descubierto de alguna forma por las organizaciones de la ciudad, pero nadie más que ellos parecían al tanto de la pequeña movida de su esposa.

Alessandra tampoco había intentado comunicarse con sus abuelos ni su prima y tampoco había ido a casa de ese chico.

Había dejado el móvil y solo se había llevado un puñado de pertenencias, a penas algunas prendas que Namjoon había notado que faltaban en su armario pues los cajones estaban desordenados.

Eso, por alguna razón; lo irrito más.

La idea de pensar en Alessandra allá afuera con apenas sus pertenencias, sin móvil, ni protección le hizo sentir una ráfaga de enojo que apenas el hombre podía controlar.

Alessandra no estaba hecha para el mundo exterior. Sus padres se habían encargado de ello y Namjoon tenía en parte culpa de ello también pues no había hecho esfuerzo alguno para cambiarlo. Había dejado que Alessandra siguiera viviendo en su pequeño mundo en el que tiene todo a la mano y nada ni nadie la lastima. Incluso había contribuido a ello.

La había protegido. La había sobreprotegido.

Y ahora veía que había cometido un error, porque eso hizo que sintiera el poder de pasara por sobre cualquier cosa; incluyéndolo.

Cumplir la palabra de su padre de proteger a la princesa de los Choi; habían hecho que todo se fuera a la mierda. Que Alessandra huyera. Que pasara sobre él; su esposo. Qué lo traicionara. Que traicionara a la mafia.

Y Namjoon sabía que eso debía pagarse con muerte.

¿El problema? Que la mera idea de lastimar a su esposa le parecía algo inconcebible. Podía matar a una habitación completa de hombres, pero no creía ser capaz de hacer pagar a Alessandra la traición que cometido.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2023 ⏰

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MAFIA; esposa de papel, carne y hueso {KNJ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora