CAPÍTULO 8

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Después de aquel númerito que montó Ace de celos, me encerré en mi habitación y decidí llamar a Zoro para seguir con mi plan.

Tras tres tonos descolgó el teléfono y me respondió.

- ¿Sí? - Dijo con voz adormilada.

- Soy Luffy. - Sonreí al escucharlo. Como siempre dormía o bebía sake.

- Ah, hola Luffy. ¿Qué pasa? - Noté como sonrió al saber que era yo.

- Quería preguntarte, ¿que si querías venir mañana a mi casa para pasar unos días aquí? - Pregunté esperando una respuesta afirmativa de su parte.

- Oh, era eso. - concluyó para poco después notar un pequeño silencio. Parecía que se lo estaba pensando, cuando escuché un pequeño suspiro. - Me parece perfecto pero había quedado con el ero-cook mañana. Si no te importa, le digo que venga también. - Bostezó.

- Por mi perfecto, cuantos más mejor. - Sonreí pensando en lo que todo aquello desencadenaría.

- Vale, pues yo le aviso y mañana nos vemos. - Añadió. - ¿Sobre que hora estamos en tu casa? - Preguntó.

- Mm... - Pensé. - Estaría bien que vinierais sobre las 9:00 a.m o 9:30 a.m. - Concluí con una sonrisa.

- Esta bien. Mañana nos vemos. - Se limitó a decir para luego colgar.

Aquella conversación fue perfecta. Todo mi plan marchaba a la perfección.

Y sobre todo, decir que vinieran a esa hora, era todo parte de mi maravilloso y retorcido plan; si Ace vía que me quedaría con esos dos más Torao, entrará en un pequeño ataque de celos, cómo el que había tenía hacia unos 10 minutos.

Sonreí al pensar en aquello.

Me puse mi pijama rojo; Era entero de rojo, tanto pantalones como camiseta y me dispuse a dormir en mi cama, pero no antes de colocar mi preciado sombrero encima de la mesita de noche que yacía justo a la derecha del cabecero de mi cama.

No tardé mucho en dormirme.

Unos pequeños golpes me despertaron en mitad de la noche.

Desorientado miré a mi alrededor entre las tinieblas de mi dormitorio, pero no hallé absolutamente nada. Me dispuse de nuevo a dormir y volví a escuchar aquellos sonidos, los que me percaté que procedían de la puerta.

Me senté sobre el colchón y me froté los ojos; adormilado. Para poco después levantarme y acercarme hacia la puerta, la cuál volvió a producir aquellos golpecitos. Pose mi mano sobre el picaporte y la abrí con lentitud, encontrándome con la tenue luz del pasillo y a Ace.

Sorprendido y estañado, lo miré fijamente esperando que dijera algo.

- Perdona por las horas, Lu. - Comenzó a decir, haciendo que toda mi atención recayera sobre él. - No podía dormir y quería hablar contigo.

Bostece y lo mire algo confuso. - Ace, es tarde... Mejor mañana hablamos antes de irte. - Sugerí muerto de sueño.

- Sé que es tarde, pero no podía dejar de pensar Luffy. - Suspiró.

Suspiré y abrí mi puerta dejándole acceso a las tinieblas de mi habitación, a lo que él entró y se paró en el centro de ésta.

- Lo que sea, que sea rápido. - Susurré, aunque aquel susurro se escuchó a la perfección gracias al silencio de la noche. - Mañana quedé temprano con Zoro y Sanji y me gustaría estar descansado. - Concluí mirándolo.

Me miró fijamente y poco después procedió a hablar.

- Esto está ya llegando a un extremo Luffy. - Empezó a decir con lentitud. - Sé lo que estás intentando, no soy estúpido. - Me echó en cara. - Y te estoy pidiendo ahora, como hermanos que somos y qué siempre seremos, que pares con tus juegos de niño pequeño y consentido. - confesó, recalcando el siempre.

Aquello fue cómo un balde de agua fría sobre mí, pero no termino ahí.

- Ahora mismo estoy con Sabo y tienes que entenderlo. - Sentenció serio. - No hay nada en este mundo que me hará cambiar de opinión, ni si quiera tus juegos estúpidos. - Objetó con voz molesta. - Eres mi hermano ahora y siempre y tienes que entenderlo. Entre nosotros nunca debió pasar nada y es algo que nada más pensarlo me... repugna. - Negó con la cabeza. - Hay que dejar aquello en el olvido Luffy, entiendo que es difícil pero debemos hacerlo.

Lo miré con los ojos bien abiertos, aquella bomba que hacía mucho tiempo estaba ahí, me explotó en toda la cara tan fuerte que me quedé sin palabras, sin saber más nada que decirle. Porque todo lo que había salido por sus labios me dolía, tanto cómo nunca lo hubiera pensado.

Y entonces yo también exploté.

- ¿Ah si? ¡¿Te da asco saber lo que hiciste conmigo?! - Exclamé incrédulo por sus palabras. - ¡Pues esos días no pensabas lo mismo! - Solté mordaz. - ¡Es fácil para ti pasar de página! Pero ¿¡Y para mí!? ¿¡Has pensando alguna vez en mi?! - Escupí con rabia. - Te doy yo la respuesta. ¡NO! ¡En tu maldita vida has pensado en MÍ! ¡Sólo en TI! - Repliqué harto de todo. - ¡Estoy harto Ace! ¡Siempre YO, YO Y YO! ¡¿Y que pasa conmigo?! ¡Tú me dejaste tirado como basura, sabiendo perfectamente lo que sentía por ti. Lo que ambos habíamos traspasado hacia ya tiempo! - Le acuse, notando cómo unas pequeñas lágrimas surcaban por mis mejillas, por lo que aparte la mirada. - Y te dió igual como siempre dejarme tirado. - Solté bajo, intentando no soltar un sollozo.

Todo se quedó en silencio por unos segundos, hasta que le escuché hablar.

- Por eso mismo he venido ahora para terminar con todo esto, Luffy. - Explicó. - Aunque pienses que a mí me dio igual, nunca fue así. Si me aleje de ti fue por nuestro padre. - Añadió. - Nuestro padre se enteró de lo que yo hice contigo. Y no sabes nada de lo que me hizo pasar... - Se mordió la lengua, intentando no decir más pero aún así siguió. - Nunca te lo dije, porque sé la buena relación que tienes con él, pero... Ya no puedo aguantar más. Sé que recuerdas perfectamente que estuve ausente casi dos semanas, después de todo lo que pasó entre nosotros. - Empezó a decir. - No me fui porque quise, nuestro padre me encerró y me torturó durante esas semanas por haber tocado a su preciado hijo menor. Porque claro... Tú eres su hijo legítimo, mientras que yo en cambio, soy una basura que violó a su propio hermano. - Negó con la cabeza y pude notar como su voz se entre cortaba levemente. - Lo siento mucho Luffy. Pero esto debe acabar aquí y ahora, para siempre. - Noté cómo me acarició lentamente la mejilla.

Al escuchar todo aquello y notar aquella pequeña caricia, le agarre la muñeca y se la aparté.

- Debiste decírmelo... - Murmuré mientras me mordía mi labio inferior. - Y las cosas hubieran sido diferentes.

Tras decir aquello pasé por al lado suya y me encerré en el baño. Sin dejar que él me respondiera ni me dijera nada más.

Aquella noche no sólo perdí lo que sentía hacia Ace y hacia añicos mi plan, sino también a un padre que siempre había tenido en un maldito pedestal y que en verdad era un maldito monstruo.

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Bueno y aquí termina, ¡la cosa se puso bien intensa!

Espero que os haya gustado y perdonad por la tardanza, pero estoy muy liada. Aún así para que veáis que no me olvido de vosotros, os traigo este capítulo de una historia que me encanta.

Nos leemos pronto.

Nyu-Adela.

Dulce Mentira (SaboLu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora