Dulce Mentira (SaboLu)

CAPITULO 11

La realidad era; si ya estaba confuso y mi mente divagaba de un lado a otro, esto ya se llevaba el colmo del vaso.

La preocupación que había sentido cuando escuché a Ace hablar sobre papá, se había desvanecido en tan solo segundos por aquel beso que Law me estaba dando.

No estaba seguro de por qué le respondí a aquel beso tan desesperado y con aquel sabor tan extraño pero al mismo tiempo dulce. Sólo sabía que necesitaba más aquella sensación de que cualquier cosa se desvaneciera de mi mente porque sino me volvería loco.
Así que le correspondí sin ser consciente de todo lo que estaba pasando a mi alrededor.

<Porque aunque no quisiera reconocerlo, era todo mi mundo un completo caos.>

Pero para mi desgracia aquel beso no duró demasiado, porque se separó en tan solo segundos, mirándome con aquellos penetrantes ojos grises mientras pasaba su dedo pulgar por mis labios de forma lenta pero sensual.

Poco después se separó completamente de mí y se giro hacia todos mis amigos quienes habían permanecido quietos y confusos por todo lo que había pasado.

Por un segundo noté cómo una pequeña necesidad de que siguiera tocándome, pero aquella idea fue poco a poco desechada cuando vi como Law cogía sus cosas y se acercaba hacia la barra de aquel bar de forma lenta por todas las heridas que tenía. Observé como pagó todos los desperfectos que había causado mi hermano y él, además de pagar todo lo que habíamos consumido.

Tras aquello comenzó a acercarse a la puerta de salida. Está vez mi cuerpo si tomó la iniciativa y corrió hacia él.
Tenía ya la mano puesta en la manivela cuando conseguí pararlo en seco antes de que cruzara por aquella puerta.

— Es-Espera... — Fue lo primero que dije antes de que cruzara por aquella puerta.

Se paró en seco y dejó caer la mano lentamente de la manivela para girarse levemente hacia mí.

— Luffy-ya, no creo que...
— Basta, está vez hablo yo. — Solté con rapidez para callarle antes de que hablara lo que tenía en mente, que sabía perfectamente lo que iba a ser.

Suspiró y se giro completamente hacia mí, mirándome fijamente.

— Está bien, pero no creo que sea aquí el momento más adecuado. — Miró hacia todos los pares de ojos curiosos y cotillas que no paraban de mirar todo lo que había ocurrido hace segundos. — Ven conmigo. — Me dijo al momento y me agarró del brazo.

Tras decir aquello, tiró levemente de mi brazo y me sacó de aquel lugar.

Obviamente no opuse ninguna resistencia y me dejé llevar por aquel sujeto al que no hacía ni unas cuantas horas no quería ni que se acercara a mí.

Tras varios minutos andando por aquellas calles tan simétricas e iguales, llegamos a una harley de color negra, con pequeños tonos dorados en el chasis, con doble asiento.

— Ten. — Me dio un casco de color negro, pero que se notaba que era bastante caro y que iba acorde con el color de su moto.

Cogí el casco y lo miré con cierto recuerdo y añoranza. Que sólo hizo que saliera un pequeño suspiro de mis labios.

— ¿Todavía no sabes ponértelo? — Soltó burlón mientras se abrochaba su casco, el cual era idéntico al mío.
— ¡N-No es eso! — Solté avergonzado. — Es solo que me dio recuerdos. — Confesé mientras me ajustaba el casco e intenta abrocharlo.
Soltó una pequeña risotada. — Trae anda. — Se acercó a mí y me abrochó con facilidad el caso.
— Gra-Gacias, pero no hacía falta. — Solté aún avergonzado mientras le veía ponerse unos guantes negros que le quedaban a la perfección.
— Bueno, no hay que perder las buenas costumbres. — Me sonrió levemente mientras se ponía una chupa negra y se giraba hacia mí para coger otra de un compartimento que traía la moto. — Ten... Aún la guardo. — Me ofrio otra chupa de color negro, también igual a la suya pero de mi talla.