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NICO'S POV

¿Qué? ¿Que me quedara en su casa? ¿Es esto la realidad? ¿Estaré soñando?

Me pellizqué el brazo y me dolió, eso significaba que no era un sueño, que sí me había ofrecido quedarme en su casa.

Creo que me quedé petrificado como por un minuto, mientras la Marcela solo me miraba y parece que se estaba poniendo nerviosa, porque se sonrojó un poquito y desvió la mirada. 

—Pero no tengo pijama...

—Ah, no te preocupes por eso, voy a preguntarle al Gonza si me deja uno para ti.

—Pero, ¿no te van a retar?

—No, mi mami no pone problema, además le caes bien.

—¿Y dónde voy a dormir?

—Ya te dije, tengo una cama nido.— Me mostró dónde estaba el cajoncito para sacar la cama y se fue a la pieza de sus papás a pedirle el pijama a su padrastro. 

Cuando volvió, ya estaba todo instalado, solo había que poner sábanas o tirar una manta, me quedé dormido en un parque, muy quisquilloso no soy. 

La Marce me pasó un pijama azul rebonito y sacó tres frazadas de su clóset, puso una encima del colchón, salió de su pieza y volvió con dos almohadas: una con la funda del rayo McQueen y la otra solo era blanca y negra. Terminó de preparar la cama y me apuntó el baño para que me fuera a poner el pijama. 

MARCE'S POV

Mientras el Nico se cambiaba en el baño, aproveché de sacar un pijama abrigadito porque hacía mucho frío. Me cambié rápidamente antes de que llegara y me senté en mi cama. Abrí mi computador para poner una película, así no tendríamos que conversar tanto porque estaríamos enfocados viéndola y como sé que al castaño le gusta Shrek, puse la película en el PC y seguí esperando.

Cuando volvió, le pregunté si quería ver una película y me dijo que dependía de cuál, entonces le dije que era Shrek y le brillaron los ojos, se acomodó sobre su cama y esperó a que empezara, así que le puse play y nos quedamos en silencio.

Parece que me quedé dormida porque al día siguiente desperté con la cabeza a los pies de mi cama y tapada a medias con el cubrecamas. Miré la hora y eran casi las 9.40, me asomé a ver si el Nico seguía durmiendo y efectivamente estaba ahí, por lo que me levanté cuidadosamente y me bajé de la cama sin pisarlo.

Busqué algo de ropa, una toalla y me fui a dar una ducha rápida para ir a comprar pan. Cuando terminé, el Nico estaba desarmando la cama y doblando las cosas que usó, no le dije nada, pero obviamente las tenía que lavar después. Entré a la habitación y lo saludé.

—¡Buenos días! ¿Dormiste bien?

—Hola Marce, sí, dormí bien ¿y tú?

—Sí, también. Voy a ir a comprar pan para el desayuno, ¿quieres ir conmigo?

—Dale, dame un segundo para cambiarme ropa y voy contigo.

Mientras el Nico hacía sus cosas, fui a saludar a mis papás, le avisé a mi mamá y me pasó plata para comprar pan y cosas para el pan. Le pregunté si podía quedarse el castaño a tomar desayuno con nosotros y dijo que no había problema, además me dijo que si quería invitar a mis amigas tampoco había problema, después de todo solo quedaban dos días de vacaciones y teníamos que disfrutarlos. 

El Nico había bajado antes que yo y estaba mirando el celular sentado en el brazo del sillón. Me quedé unos segundos mirándolo porque se veía muy lindo, anoche no pude verlo bien porque estaba oscuro, pero de verdad es muy lindo. Con la luz del sol entrando por la ventana, pude fijarme en que sus rizos estaban muy marcados y eran perfectos, estaba medio encorvado y tenía su cabeza apoyada en una mano. Era una imagen muy bonita de mirar, benditos sean los ojos que lo ven. Como estaba todo tan silencioso, no quise que se asustara cuando me viera, así que subí las escaleras en silencio, aproveché de buscar el polerón que le presté ayer porque hacía mucho frío y bajé haciendo sonar mis pasos para que los escuchara y no lo tomara por sorpresa. El Nico se paró, me miró y sonrió cuando le pasé el polerón. Su sonrisa era perfecta, al menos eso pensaba yo. No me había fijado, pero cada vez que sonríe se le hacen un par de hoyuelos y se le achinan los ojos, esos preciosos ojos castaños que tiene.

Nico, el niño de ojos castañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora