Nico, el niño de ojos castaños

once

MARCE'S POV

Mi alarma sonó muy temprano. Ya era el gran día: mi último primer día de clases. Me fui a dar una ducha, menos mal que me había lavado el pelo el día anterior porque acá en Cartago hace un frío espantoso en las mañanas. Me puse el uniforme y bajé a desayunar. Ya eran las 7 AM y el Nico me iba a pasar a buscar a las 7.15, por lo que comí algo rápido, preparé mi colación y fui a despedirme de mis papás. El Gonza ya se estaba levantando y apenas me vio me dijo que me abrigara más, después me dio un abrazo y un beso en la frente. Me deseó un buen día y me dijo que me iría a buscar con mi mamá en la tarde. Como me iba a ir con mi vecino, les dije que no era necesario que fueran a dejarme, además la tía Paty nos iba a sacar fotos y probablemente se las mandaría a mi mamá.  

Estaba lista para irme, la mochila preparada, me había puesto un polerón más grueso y me senté en el sillón a esperar. Los nervios que sentía eran imposibles de explicar, era muy extraño ser la alumna nueva, la compañera nueva, no soy buena haciendo amigos, menos mal que el castaño estaría conmigo, eso me tenía un poco tranquila, pero aún así quería vomitar y quedarme en mi casa.

El Nico me mandó un mensaje y me dijo que ya estaba afuera. Me despedí con un grito no muy fuerte y salí. Él estaba parado frente a la reja abrazándose a sí mismo por el frío. El uniforme se le veía muy bien y como era el primer día, debíamos usar el uniforme "formal" entonces el Nico llevaba camisa y corbata, una muy linda imagen para empezar el día, aunque no iba tan abrigado. Supongo que debe ser porque él ya estaba acostumbrado al frío, yo no.

Su mamá estaba al lado de él y apenas me vio empezó a sacarme fotos. Él le dio un leve empujón y le dijo algo que no alcancé a escuchar, la tía solo soltó una carcajada y me abrazó cuando cerré la reja. 

—¡Buenos días mi niña! ¿Preparada para su primer día?

—Hola tía.— Le di un beso en la mejilla. —Sí, ya estoy lista... un poco nerviosa nada más, pero sé que todo va a salir bien hoy.

—Esa es la actitud, linda. Ya nos vamos, los voy a ir a dejar en auto porque veo que tienes mucho frío. Me puse de acuerdo con el papá de la Topy y la mamá de la Mili para que llegaran todos temprano y así pudiéramos sacarles muchas fotitos. Se ven tan lindos los dos, tan uniformaditos y, ¿viste a mi Niquito? si se peinó y todo hoy.

—Mami, si ya me vio... —Le dijo el castaño sonrojándose un poco. —¿Nos subimos al auto ya?

—¡Ay hijo! Súbanse nomás, a mí se me olvidó sacar las llaves. Es que estoy tan emocionada, tengo la cabeza en China, ¡Vuelvo al tiro!

La tía entró corriendo a la casa y aproveché de saludar al Nico, que no había podido hacerlo todavía con tanta fiesta que hizo su madre. Parece que iba a hacer lo mismo que yo porque también se giró hacia mí y al vernos, nos empezamos a reír. Le di un beso en la mejilla y le comenté que su peinado estaba muy lindo. Él me miró feo y levantó una ceja, por lo que volví a reírme. Conversamos un poco antes de que volviera su mamá, le comenté que estaba muy nerviosa y él me dijo que no me preocupara y que contara con él si necesitaba algo.

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Ya habíamos llegado al liceo y no daba más con los nervios. Me temblaban las piernas y se me hizo un nudo la garganta. Empecé a recordar a mis amigos, mi antiguo colegio, a mis excompañeros de curso, a mis exprofesores y a todos los que estaban ahí. No quería seguir caminando, pero tampoco podía irme a mi casa. No sabía qué hacer. 

El Nico parece que se dio cuenta de eso porque buscó mis ojos y me preguntó cómo me sentía. Yo no podía contestarle nada porque estaba entrado en pánico, así que impulsivamente me dio un abrazo y me dijo que iba a estar todo bien, que todos eran buena onda acá y que apenas se iban a dar cuenta de que estaba llegando alguien nuevo, lo cual claramente era una mentira porque este pueblo es muy pequeño y todo se sabe, pero me bastó para quitarme un poco los nervios.