Un amor fantástico

01. Cosas extrañas en la ciudad.

Diferentes noticias eran anunciadas en los periódicos, una de las más llamativas eran las que mencionaban a Grindelwald y la posibilidad de una guerra con los nomagos o muggles.

Un hombre joven de camino a Nueva York en un barco disfrutaba de la vista desde la banca que le brindaba asiento, escuchó uno de los seguros de su maleta sonar al abrirse apenas poner la mano en ella. Cierra el seguro y la pone sobre su regazo y acercó su rostro a ella.

—Dougal, ¿quieres tranquilizarte, por favor?— algo pareció gruñir agudo en el interior de la maleta —Ya vamos a llegar.

Dejó que su cuerpo permaneciera sobre la maleta viendo al horizonte, posando su barbilla sobre sus manos.

Una vez desembarcando, recibieron su pasaporte.

—Británico, ¿eh?— dijo el inspector.

—Sí.— responde.

—¿Es su primer viaje a Nueva York?

—Sí.

—¿Trae algo comestible?

—No.

—¿Animales?

—...— Antes de poder negar, el seguro de su maleta volvió a abrirse, lo aseguró otra vez. —Debo repararla... eh, no.

—Déjeme revisar eso.

Sin opción, puso la maleta sobre la mesa enfrente de él y accionando una oculta función de la maleta, tras la cerradura se vió "para muggles".

El inspector abrió la maleta viendo ropa, y un par de objetos que verías en la maleta de cualquier turista.

—Bienvenido a Nueva York.— extendió el pasaporte.

—Gracias.— tomó sus pertenencias de prisa y se retiró.

En otra parte de la ciudad un hombre describía a tal vez alguien del periódico lo que vió antes de que eso que llamó: "un viento oscuro con ojos blancos" destruyera un edificio. Quien tomaba nota de las declaraciones del testigo parecía incrédulo a sus palabras.

Otro hombre, alguien peculiar se acercaba a los escombros para observar.

Una especie de siseo pareció salir de la pared, y pronto, grietas se originaron en una pared que había quedado intacta hasta entonces. Las grietas subieron por la pared, y mientras todos observaban, un sonido extraño similar a un grito movió los ladrillos al lado de la calle.

Algo, comenzó a destruir todo a su paso hasta escapar provocando pánico en las personas. Este hombre peculiar caminó al lado de la enorme grieta en la calle que causó la criatura al huir.

En otra parte de la ciudad, un muchacho joven prestaba atención a las noticias en el periódico que hablaban sobre está destructora criatura.

Volviendo con el hombre joven británico. Caminaba hacia el banco observando los edificios a su alrededor. Afuera de su destino, había una multitud escuchando a una mujer dar su conferencia al público, ella hablaba sobre los sucesos con la criatura destructora antes mencionada.

El joven británico trataba de abrirse paso entre la multitud, empujando con el hombro accidentalmente a una mujer que sostenía su hotdog con mostaza.

—Disculpe.— Continuó hasta estar al frente de la multitud prestando atención a las palabras de la mujer de la audiencia, por un breve instante dejó su maleta en el suelo, lo que hizo tropezar y caer a un hombre de traje y con sobrepeso que parecía tener prisa.

—Disculpe, fue mi maletín.— se disculpó el británico castaño. El hombre se levantó y suspiró.

—No pasó nada.— respondió amable, antes de dar vuelta y subir las escaleras para el banco. —Ay... con permiso.