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Al día siguiente, JungKook yacía caminando por las calles cercanas al hogar de TaeHyung, se había levantado solo un poco más temprano para pasar un tiempo con su omega en esa mañana. El frío aire mañanero se colaba a través de sus prendas, haciéndolo encogerse y estremecerse a pesar de haberse abrigado bien.

En una de sus manos llevaba un papelote que tenía que exponer ese día y en la otra llevaba una bolsa con dos soles de pan, pues no quería llegar sin nada para invitar.

Tocó la puerta con los nudillos, con una fuerza moderada, ni tan suave, ni tan fuerte. Pronto, escuchó unos pasos bajando apresuradamente las escaleras, fueron exactamente catorce antes de que TaeHyung abriera la ventana de la puerta para checar que era él.

Al verificarlo, volvió a cerrar y abrió la puerta esta vez, sonriéndole a Kook e invitándolo a pasar. Él agradeció e ingresó a la vivienda, soltando un suspiro aliviado al hallar calidez dentro del hogar del omega.

Al ser cerrado el umbral, el rubio se apresuró en abrazar al alfa, siendo correspondido al instante. JungKook, aferrado a su cintura, dejó un pequeño beso sobre su mejilla tal y como él lo había hecho la noche anterior.

—Buenos días. —saludó Tae alegremente, aspirando el delicioso aroma de su destinado. —Gracias por venir.

—No te preocupes, igual quería verte antes de ir a la uni, hoy tengo horario largo. —se medio quejó, luego alzando su mano con la bolsa que había traído. —Traje pan, para desayunar, no sabía cuánto por si tu familia también comería con nosotros, así que traje dos soles.

—Oh, mis padres ya están de camino al trabajo y no tengo hermanos. —sí, JungKook hizo una nota mental de aquello. —No debiste molestarte.

—No importa, se queda para el lonche. —se encogió de hombros, extendiendo la bolsa para que el menor la tomara. TaeHyung rio y la recibió.

—Puedes dejar tus cosas sobre uno de los muebles, pondré agua a calentar.

JungKook lo observó irse y recién notó que el menor vestía lo que parecía ser su pijama, que consistía en una camisa y un short holgado. Supuso que él entraba más tarde a la universidad, así que se recordaría más tarde que debían intercambiar horarios para saber las horas libres del otro.

Bufó bajito al darse cuenta que sus amigos solo hablarían de las cosas en las que ellos eran buenos o de aquellas que amaban, por lo que, tendría que ser original para no dejar que el omega viera que era la persona más aburrida del mundo mientras ...

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Bufó bajito al darse cuenta que sus amigos solo hablarían de las cosas en las que ellos eran buenos o de aquellas que amaban, por lo que, tendría que ser original para no dejar que el omega viera que era la persona más aburrida del mundo mientras tomaban el desayuno.

Avanzó por la acogedora sala, mirando con curiosidad todo. En las paredes habían réplicas de pinturas famosas, ninguna foto familiar, tal vez podría cambiar la decoración de la suya. Suponía que a su padre lo ponía nervioso ver su rostro en tantas fotos cada que entraba a casa.

—¡JungKook! ¿Te gusta el pan con mermelada y mantequilla? —escuchó desde la cocina, así que dejó rápido sus cosas, se sacó una de las grandes casacas que lo protegían del frío y fue hacia la puerta de la misma, viendo al omega cortando un par de panes por la mitad.

—Solo mermelada está bien, gracias. —el menor asintió ante lo dicho. —¿Puedo ayudarte en algo?

El desayuno fue manzanilla con pan, mermelada y mantequilla, y unos huevos revueltos para completar. Conversaron sobre ellos, se conocieron un poco más. JungKook le comentó que tenía una exposición importante ese día y después de desearle buena suerte, TaeHyung pidió ser informado del resultado, sea la hora que sea.

Al checar su celular, Jeon notó que ya era hora de irse, así que lavó lo que usó y volvió a tomar sus cosas, quitando su polera y colocándose la casaca nuevamente.

—Uhm, ¿TaeHyung? —le llamó. El mencionado lo miró curioso y el alfa le extendió su prenda. —Mencionaste que mi aroma, uh, ¿te tranquiliza? —murmuró, algo sonrojado. —Así que, puedes quedarte con esto. Calmará a tu lobo, para que no te moleste en tus clases. 

Tae lo miró expectante, y lentamente tomó la polera y la acercó a su nariz, olfateando. Su lobito casi aúlla al sentir tan fuerte el olor de su destinado, se sintió feliz.

—Muchas gracias, JungKook. —le sonrió, abrazando la tela en sus manos. —Quisiera darte algo también, pero justo puse todo a lavar. —presionó los labios, apenado. —Te daré algo a la noche.

—Está bien, no te preocupes. —le devolvió la sonrisa, y se sintió en la confianza de poder pasar sus dedos por su suave cabello. —Me iré ya, antes de que me agarre el tráfico.

—Claro, ten un buen día. 

—Igual tú.

Jeon se acercó para besar su mejilla, y antes de que pudiera erguirse de nuevo, TaeHyung lo abrazó por el cuello. Kook rodeó su cintura con sus brazos y poco a poco acercó su nariz al cuello contrario, queriendo llevar un poco de su aroma con él. Oh por Dios, podría olerlo por todo el día.

Finalmente, se separaron y se sonrieron mutuamente, JungKook salió de la casa y Kim se apoyó contra la puerta ya cerrada, sonriendo bobamente hacia la nada.

Hasta que claro, escuchó su alarma resonar en el segundo piso, dando a saber que ya debía alistarse para poder llegar a tiempo a su universidad.

De todos modos, ya había comenzado bien el día, no podía arruinarlo nada.

...

- Sofia ReFus.

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